"Él me trató mal. Pero es porque yo se lo permití."
Por Dona Wiseman
La anterior es una frase que he escuchado muchas veces, en distintos contextos, en el consultorio. La situación no es exclusiva de relaciones de pareja, y no se da solo como una queja de una mujer contra el hombre. Es una frase común de alguien que ha salido de una situación abusiva y quiere mostrar que ha aceptado su rol en la relación que se volvió abusivo. Eso es bueno en parte. Siempre está puesta mi parte en cualquier relación y su desenlace. Pero esa actitud de “yo lo permití” tiene la tendencia a liberar al otro de su responsabilidad en la relación, o de sugerir que, si yo no lo hubiera permitido, una persona “mala” se hubiera vuelto “buena”. ¡’Ora resulta!
La manera de ser y de comportarse de otro solo dependería de mí si yo fuera (como tantas nos creemos) el centro del Universo. Soy responsable de mí. Soy responsable de mí misma dentro de una relación. Pero no soy responsable del otro. “Me hiciste enojar” y “no me das seguridad” son expresiones usados por personas que usan la manipulación emocional para siempre ser “el bueno” y no responsabilizarse por su falta de habilidad dentro de una relación. Si declaro aparte que la persona es así porque yo lo permití, si pienso que esa persona sería otra si yo me portara de otra manera, con mayores ganas logra su objetivo: hacer a otro (a mi) responsable y poder seguirse engañando a sí mismo y a los demás.
Para decirlo muy claro y sin tapujos: un idiota no es así porque yo se lo permití, sino porque es un idiota. Y yo no soy, ni tú eres, mesías de idiotas.
La manera de ser de cada individuo es el resultado del temperamento y de sus reacciones con, e interpretaciones de su medio ambiente (familia, cultura, etc.). Y no, tampoco puedo ni puedes salvar a alguien de su temperamento y la manera en que reaccionó ante su relación con su mamá, su papá, y su situación socio-cultural-histórico.
Creo que urge que ya no creamos ciegamente en teorías como la que está presentado en la imagen. De no ser así, jamás saldremos de ser víctimas de la manipulación emocional.
Si aplico todo esto a la política diría que los políticos no son abusivos porque lo permitimos. Así son. Lo que falla quizás es que nosotros estamos tan acostumbrados a echarnos la culpa que no hemos considerado la opción de discernir a personas diferentes, posibles políticos (o gobernantes) buenos.