Una de las posturas básicas de la práctica de yoga es el padmasana.
Por Mayte Cepeda
Esta postura es básica no porque tengas que hacerla a fuerza a la primera, si no por todos los beneficios que trae consigo. De hecho, padmasana siendo realistas, al principio es muy difícil y no a cualquier practicante le sale, ya que no todos traemos consigo una flexibilidad suficiente en la cadera para entrar en esa postura sin problema alguno. A quienes puede salirles fácilmente y a la primera es principalmente a los niños, cuya condición física es, por decirlo de una manera “nueva” y no está viciada con los hábitos de los adultos, como la manera de sentarnos, el sedentarismo, etcétera.
Acomodar las extremidades inferiores en padmasana demanda varias condiciones, la primera de ellas y me parece que la más importante es haber trabajado la apertura de cadera lo necesario y suficiente para hacer esta postura sin lastimar las rodillas o los tobillos, ya que prácticamente estamos subiéndolos del nivel de la cadera, cosa a la que no suelen estar acostumbrados.
Otro de los elementos importantes que se ven involucrados al practicar la postura de loto es el tener las rodillas fuertes. Esto no significa hacer posturas que les demanden mucho, sino practicar aquellas que nos ayuden a fortalecer los músculos cercanos a las rodillas y así procurar que éstas se encuentren sanas, rodeadas de fuerza que las proteja de movimientos en los que se doblen más de lo que habitualmente hacemos.
Una de las técnicas que he aprendido de mis maestros y que me han ayudado a entrar a padmasana de una manera cómoda y segura es, con las piernas estiradas primero, enraizar la base de la pelvis, para posteriormente flexionar una rodilla, girar hacia afuera el muslo con la ayuda de las manos y colocar el pie sobre el muslo contrario, procurando que la planta del pie esté viendo hacia arriba. Luego de haber acomodado esa pierna, hacemos lo mismo con la siguiente. El chiste es sentir como desde la cadera hiciste la apertura, y no fue un doblez forzado de rodillas. De hecho, las rodillas no deben sentir molestia e incomodidad. Sin embargo, puede ser que al principio esto sea un poco doloroso en los empeines, sin embargo, la práctica y constancia te harán dominar la postura e ir disminuyendo las molestias.
Padmasana resulta excelente para meditar y practicar técnicas de respiración (pranayama). Pero únicamente cuando superamos la barrera del dolor y no distrae a la mente alguna molestia o incomodidad física. Mientras esto llega, existen alternativas perfectas para practicar, como medio padmasana, que es medio loto, es decir, subes solo uno de los empeines y el otro se queda sobre el piso. Esto, intercalando para que se vayan abriendo parejos ambos lados de tu cadera.
Un aspecto muy importante que debes tomar en cuenta al momento de practicar esta postura de loto o de medio loto es la posición de la espalda. Ésta debe estar derecha, no forzada, tu cuello ligero pero no suelto, tus hombros abiertos, hacia atrás pero tampoco tiesos. Se supone que esta postura es para meditar, entre otros fines, es decir, sacar de la mente cosas que nos distraen para conectarnos en una frecuencia o vibración más alta de lo habitual (de nuestro estado de vigilia), por ello es muy importante una espalda derecha, cómoda y no forzada, cuya posición no represente una distracción física para la mente.
Como conclusión quiero decirte que padmasana llega cuando tiene que llegar, y si esto no pasa, no quiere decir que estemos haciendo las cosas mal, ahí entonces hay que pensar en que el camino para llegar a ella es importante, hay que sentir plenamente las sensaciones del cuerpo y de la mente cuando estemos trabajando en la apertura de cadera para poder lograrla, y cuando lleguemos a nuestro límite, es decir al clímax, o sea a esa parte de la postura que hayas logrado, ahí en ese estadío físico-mental-emocional es donde hay que disfrutar, pensar menos, respirar más y convertir el camino a la postura en la meta en sí. ¡Namasté!
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