Por Lorena Salas
En algún punto de nuestras vidas es común que atravesemos por alguna crisis o momento crucial que nos enfrente a una realidad desconocida donde a veces no encontramos las respuestas exactas ni el camino para seguir avanzando, pero poco a poco, si dejamos fluir los ritmos naturales de la vida, todo irá tomando forma.
Cuando nos han roto el corazón, y hablo en sentido figurado porque ya está comprobado científicamente que en efecto sí se puede morir por el síndrome del corazón roto, pareciera que jamás podremos salir de ese bache, de ese proceso en el cual todas nuestras ilusiones y nuestra identidad, se ven aplastadas por la decisión del otro, pero si no depende de nosotros, ¿entonces para qué perdernos en el abismo?
Se dice tan fácil frases como, “lo vas a superar”, “tu mundo no es tal o cual persona”, “debes encontrarte a ti misma”, “tú puedes todo eso y más”, en fin, la lista sigue y lo último que queremos escuchar cuando nos invade el dolor, son precisamente los pasos de cómo superar una situación como la que menciono anteriormente. Entonces ¿cómo lograrlo?, ¿cómo asimilar que no depende de nosotros el no ser correspondidos de igual o tal manera?
Lo primero que hay que entender cuando experimentamos este tipo de tristeza, es vivir el proceso mismo del duelo similar a una pérdida, abrazar tu dolor y sufrimiento y sacar toda esa energía contenida que va y viene como una marea.
A través de terapia profesional podemos ayudarnos a sanar desde el interior todas esas heridas que nos impiden crecer. También ayuda escribir todas tus cualidades y encontrarle sentido a la vida mediante actividades o acciones que haces bien y que aparte aportan un bienestar a los demás. Otra forma de salir adelante es rodearte del amor que sí te ofrecen quienes tienes a tu alrededor, amigos, familia, hijos, maestros, y apoyarte sobre todo del amor infinito que es tu Ser Supremo.
Todo en esta vida tiene su proceso natural, a veces te encuentras en el principio, otras a la mitad y algunas veces al final, pero depende de ti cómo enfrentas cada situación, si tú te amas y aprendes realmente a amarte a ti antes que a nadie, ocurre la magia, todo viene por añadidura. Depende de ti el volver a reinventarse, evolucionar, crecer y seguir floreciendo aún en los terrenos más áridos de tu existencia.