Delegar algunas tareas nos harían la vida muchísimo más fácil.
Por Lorena Salas
La vida sería mucho más sencilla y menos estresante si aprendiéramos a depositar la confianza en los demás asignándoles alguna tarea que podrían hacer igual o mejor que tú, sólo necesitas tener humildad para aceptar y recibir ayuda y con esto hacer más llevadero el día a día.
Delegar, según la Real Academia Española, es dar un poder, una función o una responsabilidad a alguien para que los ejerza en su lugar o para obrar en representación suya.
Muchas veces queremos abarcar todas las responsabilidades que se nos atraviesen e incluso algunas que ni siquiera nos corresponden, como resultado nos agotamos y llegamos a sentir un agobio y cansancio extremo que nos impide enfocarnos en cosas más prioritarias.
Ya sea en el trabajo, hogar o en cualquier otra actividad, podemos aprender a delegar u otorgar una función a alguien más, basta con precisar lo que necesitamos, cómo queremos que se hagan las cosas a través del ejemplo, y en el caso de asignar alguna tarea a nuestros hijos, tener en cuenta las habilidades que pueden realizar de acuerdo a su edad.
¿Cómo aprender a delegar? El primer paso es confiar y mostrar humildad, con esto además de darle responsabilidad a alguien más, le estarás dando un valor para que haga las cosas por sí mismo y así se convierte esta dinámica en un ganar-ganar por ambas partes, por un lado, tú brindas tu confianza en que la otra persona puede hacer bien determinada actividad, y por el otro simplificas tu vida y hasta te queda tiempo para otros pendientes.
Pedir ayuda de vez en cuando nos ayudará a llevar más ligera la carga y más para quienes somos mamás de más de un hijo, yo era de las que decía “tener a una señora de la limpieza en casa es un lujo” e incluso llegué a hacer el aseo en pleno trabajo de parto para tratar de tener listo “el nido”. Después de un tiempo las tareas de la casa me sobrepasaron sumándole que ya era mamá de dos, y fue cuando decidí pedir ayuda, al menos una vez por semana, y desde entonces esa ha sido mi salvación para tener un poco de paz y cordura en los días de caos.
Si lo que quieres es aminorar un poco la carga, te invito a que aprendas a delegar, todo es posible con pedir un poco de ayuda de vez en cuando y confiar plenamente en que las cosas van a salir a veces mejor de lo que imaginas. ¡Ánimo!