Por Verónica Barreda y Blanca Myrna Garza
Cuando nos hicieron la invitación para colaborar en este gran proyecto llamado NES, la primera palabra que nos vino a la mente fue SORORIDAD. Son ya varios años los que tenemos trabajando en la construcción de la paz a través de nuestra asociación civil EMCOPAZ, y durante este tiempo, hemos constatado que cuando las mujeres logramos unirnos, podemos conseguir lo que nos propongamos.
Recordemos que la palabra sororidad proviene del francés “soeur” (hermana) que enaltece el compañerismo entre mujeres independientemente de sus ideologías y diferencias, para lograr el reconocimiento de sus derechos y el respeto al ejercicio de estos. Las mujeres sororas podemos lograr realidades de igualdad que dignifiquen nuestro rol en la sociedad, disminuyan la brecha de género y propicien la instauración de una nueva cultura.
En nuestra opinión, sororidad y empoderamiento son dos ingredientes fundamentales para las mujeres de hoy. Se trata de autoreconocernos y respetarnos para entonces hacer equipo con nuestros compañeros de mundo y armonizar todos y cada uno de los espacios que cohabitamos. Sin duda es tiempo de participar en forma proactiva ocupando el lugar que por derecho nos corresponde en la toma de decisiones de todo lo que tenga que ver con nuestro planeta tierra.
Creemos firmemente que estas dinámicas de empoderamiento y sororidad no deben llevarnos a convertirnos en lo que por siglos hemos criticado. Sería absurdo oprimir y humillar al sexo opuesto en aras de ocupar el lugar que por derecho nos corresponde. Lo ideal será buscar prácticas evolucionadas y respetuosas para ser y hacer equipo en pro de un mejor mundo para todas y todos.
Es así que hoy queridas lectoras y queridos lectores, les invitamos a observar detenidamente lo que sucede en su día a día, de modo que en el momento en que se den cuenta de que su actitud o acciones están generando desigualdad y/o injusticia, hagan un alto y recuerden que el mundo es de todas y todos, para todas y todos.
Recordemos que mujeres y hombres hemos creado paradigmas, por tanto, si éstos ya no funcionan, mujeres y hombres podemos cambiarnos rectificando el rumbo de la historia.
