¿Qué te diría tu yo del pasado, tu yo niño, si te viera ahora mismo? ¿Eres quien soñabas ser de grande?
Por Laura Prieto
A razón del Día del niño, hablaré de mi trabajo, soy tatuadora, ¿era ese mi sueño de niña? No.
Cuando era niña no sabía lo que era un tatuador, ni idea de cómo se hacía un tatuaje y nunca jamás usé un tatuaje de los que salían en los chicles y las galletas, porque mi mamá nos tenía estrictamente prohibido ponernos tatuajes falsos, decía que si usábamos “ese mugrero” la parte del cuerpo donde aplicáramos el falso tatuaje se haría del color del dibujo y se quedaría así para siempre, y le creíamos.
Yo me imaginaba que iba a ser abogada, reina o artista, soñaba con un marido perfecto, una casa con un bello jardín y con niños encantadores, me veía típicamente, con el modelo de familia de la tele, puedo decirle a mi niña de los ochentas que imaginó lo exacto qué pasó con mi vida, bueno, no soy abogada, no me considero artista más bien soy como una pintora de oficio, artesana, no tanto artista, y no soy exactamente una reina con título, pero soy una reina en mi casa, para mi hijo y mi marido, soy afortunada de ser lo que esperaba iba a suceder.
Mi trabajo no era mi trabajo soñado, pero me encantaba dibujar no imaginé que dibujar podía generar ingresos, pocas veces rayé mi cuerpo porque de hacerlo recibía el regaño de mi mamá, dibujé toda mi infancia, caricaturizaba a mis compañeros de clase, hacia casas fantásticas, me encantaba lo creativo, y al pasar de los años sin saberlo la vida me llevó a tatuar.
Y aquí estoy, 15 años después, sigo tatuando. Cuando a mis clientes los acompañan sus niños, han sido múltiples las ocasiones en que dicen “qué padre dibujar para trabajar”, “qué bien que te paguen por dibujar”, “este es el trabajo ideal de todo niño”. Y si, así es, me encanta mi trabajo, me hace estar conectada a lo que alguna vez fui en mi niñez, el dibujo es una de las primeras herramientas que desarrollamos para comunicarnos y expresar nuestras emociones, miedos, fantasías, si observamos a nuestros hijos dibujar, podemos ver lo que pasa por su maravillosa mente. A veces, no lo niego, la adultez me gana y voy con desgano al trabajo, pero luego, en cada diferente tatuaje, encuentro algo que me entusiasma y agradezco el trabajo que tengo, ¿qué mejor que tu vida esté llena de color? Ningún trabajo es igual a otro.
En conclusión, ¿Lili estaría orgullosa de mí? Por supuesto, la vida me dio lo que desee de niña, mi familia es mejor que las de la tele, mi jardín está cultivado por las manos de mi esposo y mi hijo, florece como ellos, derrama vida; no soy artista, pero casi, cada día me acerco un poco más, y ahora que tengo hijos me he reconectado con mi yo niña, porque cada vez que veo a mi hijo recuerdo la inocencia y la simplicidad de la vida que tenía cuando era una niña que soñaba con ser grande y ser feliz.
Feliz Día del niño, celebren y honren siempre a su niño interior.