Por Lorena Salas
Tal vez habría que echar un vistazo a ese comportamiento repetitivo que nos convierte en simples autómatas.
Uno de los patrones negativos que viene primero a mi mente es el vivir en la queja, ¿cuántas veces no nos hemos visto un día entero quejándonos de algo? Que si tal o cual cosa no salió como esperaba, que si se me atravesó un conductor en el tráfico, que si me dejaron plantado, que si llovió y se mojó mi carro recién lavado, uff, la lista continúa como un vaso sin fondo…
¿Por qué? ¿Quién o qué nos hizo creer que la vida es tan mala y tan dramática? ¿Es en serio que no puedes sacar algo bueno de las cosas? Te sorprenderías si tan sólo hicieras el experimento de verle el lado positivo a todo lo que vas viviendo en un día, de entrada, te parecería que vas fluyendo con cada acontecimiento, vas aceptando y asimilando cada segundo, cada episodio de tu existencia. Es eso: aceptar, soltar, dejarte llevar por tu propia realidad, deja la resistencia a un lado y verás cómo ocurre la magia.
El repetir constantemente un patrón negativo lo único que ocasiona a cualquier plazo, es llevarte a una infelicidad e insatisfacción que va más allá de tu entendimiento, la clave es detectarlo y atreverte a salir de tu zona de confort, trabajar la voluntad que, explicada en palabras de una muy querida coach nutricional, es ejercitar nuestro músculo espiritual. Muchas veces también ayuda ir a terapia profesional para trabajar ese proceso de romper con conductas tóxicas, pero dependerá de ti si quieres o no cambiar.
Todas aquellas cosas que conduzcan a la auto destrucción, como pueden ser las adicciones de cualquier tipo, la codependencia, baja autoestima, entre otras cuestiones, propician que nos enganchemos más en ciclos sin salida. En cambio, aquellas conductas que llevan a la auto conservación y supervivencia nos pondrán en un plano en el cual tendremos que salir avantes de cualquier situación negativa o de peligro, porque ¿quién quisiera estar por gusto donde no es bien recibido o donde corre riesgo su integridad?
Un ejercicio práctico que funciona muy bien para comenzar a romper patrones de conducta negativos es hacer todo al revés, por ejemplo, si siempre te veías en la necesidad de comer acompañado o ir al cine con más gente, inténtalo en soledad, enfócate en cada detalle y disfruta la experiencia, te sorprenderás que estar contigo mismo será la mejor compañía y te quitarás de esa dependencia emocional constante.
El ir cambiando pensamientos negativos por positivos como “no soy bueno” a “soy lo suficientemente bueno y puedo intentarlo”, nos irán abriendo caminos a todo lo que queramos y nos propongamos. Basta con estar preparados en todo momento, enteros y detectando qué nos intoxica de nuestros propios comportamientos y sobretodo alertas para que nada en esta vida nos agarre en curva.