Quiérete y ámate, como yo te amo a ti.
Por Mayte Cepeda
Mamita no te desesperes. Tal vez sea necesario solo un poco de paciencia para que puedas alimentarme de tu pecho y, si eso no se puede, no pensaré que no me quieres, sé que hay muchas alternativas y fórmulas y tú tendrás el cuidado necesario para que yo esté bien sana y fuerte.
Mamita no te deprimas. Si paso contigo mucho o poco tiempo en mis primeros años de vida; si optaste por llevarme unas horas al día a una guardería para poder trabajar, yo nunca pensaré que dejé de importarte. O si preferiste dejar tu trabajo o estudios para estar conmigo de tiempo completo, nadie tiene porqué pensar u opinar negativo sobre tus decisiones. Y yo, bueno yo estaré feliz de estar contigo mucho tiempo.
Mamita no te agobies. Si elegiste sola o junto con mi papito una escuela que crees que me ayudará a formarme como una buena persona y me dará las herramientas básicas para aprender y ser alguien de provecho, no te juzgues ni te compares con las decisiones de otras mamás. Lo que tú decidas para mí siempre será lo mejor.
Mamita no te preocupes. Si por las tardes intentas entretenerme con actividades utilizando una cuerda, tiza o un balón, porque el presupuesto familiar no permitió las clases de ballet que tanto querías para mí, no te preocupes, créeme que mis tardes son muy divertidas a tu lado.
Mamita no te estreses. Si no tienes el apoyo de mi papito, yo nunca juzgaré las decisiones que hayan tomado en sus vidas. Mi agradecimiento por haberme dado vida, amor, tiempo y cariño siempre lo tendrán. Cada uno de acuerdo a lo que mi corazón mande y sienta por ustedes.
Mamita no llores. Si crees que nunca tienes las respuestas adecuadas para criarme como crees que debas hacerlo, yo siempre confiaré en tu intuición y sabré que tu amor va por encima de todos los conocimientos y habilidades que puedan tener las personas, y estaré plenamente tranquila y agradecida con las decisiones que tomes por mí, mientras yo no cuente con la capacidad de hacerlo.
Mamita no corras. Sé que a veces quisieras que el día tuviera más de veinticuatro horas para alcanzar a hacer todo lo que crees que tienes que hacer tú sola. El trabajo no termina y te agobia ver que, por mucho que hagas, nunca acabas y peor aún, es raro que alguien te reconozca todo lo que hiciste. Por eso te pido que no corras, disfruta más de un momento de paz contigo misma, de leer una página más del libro que te gusta, de unos minutos de descanso después de comer, de prolongar un poco más los abrazos que me das, de dormirme cinco minutos más tarde de lo habitual, de tomar ese baño de burbujas tu sola sin que nadie te moleste. Esos pequeños detalles, tal vez no los ves muy importantes, pero son los que nutren y te sacarán una sonrisa al amanecer.
Mamita no te olvides de ti. Tu salud, cuidado, amor propio, apariencia, son aspectos básicos y fundamentales que no debes dejar de atender. Si tú te cuidas y te apapachas a ti misma, nadie tiene porqué pensar o hablar de egoísmos. Y si alguien lo hace, seguro no tiene suficiente amor dentro y por eso voltea a otros lados para juzgar. Yo sé que eso ayudará a que a mí me quieras más y eso me tendrá feliz y contenta siempre.
Mamita no sufras mucho por mí. En mi caminar por esta vida, seguro me tropezaré y rasparé mis rodillas, reprobaré materias, me destrozarán el corazón, perderé alguna buena oportunidad laboral, me enfermaré, me enojaré conmigo misma y con el planeta entero. Sé que todo lo que me pase tendrá un impacto directo en ti, por el amor que me tienes, pero comprende que todo lo que me suceda será parte de formación, camino y aprendizaje como ser humano. Tal vez un día me convierta en madre y te comprenderé más así como tú quisieras que lo hiciera, pero habrá alguien que me diga lo mismo que yo te digo ahora a ti: Quiérete y ámate, como yo te amo a ti.