Hay mujeres con un lado masculino muy presente y hombres con su lado femenino muy en la superficie. No por eso son mujeres masculinas ni hombres femeninos.
Por Dona Wiseman
Hay muchos posts en redes sociales que “explican”, de una manera eminentemente romántica, lo que las mujeres somos, queremos y necesitamos. No sé si entrañan una búsqueda por entendernos o dominarnos o menospreciar lo que se ve como femenino en opuesto a lo que es masculino. Mi primer impulso ante estos mensajes es rechazo, pero hoy quiero plantear el hecho de que cada ser humano tiene energía femenina y masculina, los tan mentados “lado femenino y lado masculino”. Estos “lados” no tienen nada que ver con ser mujer u hombre. Estos “lados” están presentes y activos en distintos niveles o grados en cada uno de nosotros. Hay mujeres con un lado masculino muy presente y hombres con su lado femenino muy en la superficie. No por eso son mujeres masculinas ni hombres femeninos. Para todo proceso que emprendemos en la vida, requerimos de estas dos energías. Dijo Tsun Tzu en El Arte de la Guerra que el terreno manda, o sea, en momentos de la vida hay que aplicar el precepto femenino y en otros el precepto masculino. ¿Qué significa? Significa que la parte que planea, consigue, propone, activa, acciona, lidera, programa, consigue, ejecuta y así es la energía masculina. Es la energía que se mueve a partir de un propósito, una motivación. Tiene una meta, un objetivo. Llega, sin embargo, un momento en un proceso en que hay que esperar resultados. Un momento para la tranquilidad, la receptividad, la suavidad, la paciencia, la calma, la no-acción. Esa es la energía femenina dentro de un proceso creativo. Es verdad que cada uno de nosotros tendemos a usar alguna de estas energías preferentemente. Lo más sano sería que supiéramos usar cada una de las energías en los momentos más propicios para facilitar nuestros proyectos y sus resultados. En occidente, particularmente, tenemos un enfoque muy cargado hacia la energía masculina. Estamos orientados a hacer en demasía, creyendo que así lograremos más. No es así. Estamos en un punto en que nuestra actividad se vuelve contraproducente. No sabemos esperar. Tenemos muy poca tolerancia a la frustración, lo cual significa que si las cosas no se dan de inmediato intentamos forzarlas para conseguir resultados. Estos resultados serán inmaduros y prematuros, y es posible que no resistan al tiempo porque no les hemos dedicado el tiempo adecuado de gestación.
Aclarado eso, vuelvo a la pregunta que planteo en el título y al esfuerzo que veo en personas que necesitan definir a una mujer, o dictaminar que la mujer de hoy ha dejado de ser mujer, y tonteras así…
Una mujer es lo que ella determina ser. No creo necesario decir más.