Por Alex Campos
Acabo de ver un vídeo, cuyo título llamó mi atención, tenía millones de vistas y por lo que vi muy comentado por mujeres en todo el mundo. Una de la frases que me me cautivó por completo decía: NO TE SUELTES MUJER, NO TE ABANDONES POR SER MADRE.
Creo que la leí en el momento que más lo necesitaba, en uno de esos días en los que el ánimo anda bajo, los pendientes se han acumulado y te preguntas ¿Cómo puedo equilibrar mi tiempo y no morir en el intento?
Tal vez te has prometido inscribirte a un gimnasio por que quieres perder esos kilitos que se han acomodado en tu cuerpo luego de los embarazos, aquellos que te prometiste los bajarías inmediatamente al dar a luz, pero tu tarea de mamá te absorbió tanto y lo has hecho con tanta dedicación, que el tiempo ha pasado y la báscula te recuerda que los kilos siguen subiendo.
Tal vez has logrado tomar una parte de tu vieja tú y hacer ejercicio para lograr verte en el espejo y decir ahí estoy, después de todo ser madre no impide que quiera verme bien y gustarme en el espejo, sin embargo, no se puede hacer todo, y en miles de intentos por mantener las pelotas girando, no has podido inscribirte a ese curso que tanto quieres.
Tal vez sólo quieres un día de descanso, estudiar algo que te permita emprender más allá de ser madre, hacerte un cambio de look, irte de viaje sola o con amigas, comprarte esos zapatos que tanto te gustan pero que no tendría sentido tener en tu closet pues el tacón ya no es parte de tus atuendos.
Cuando era muy joven sentía que dominaba el mundo, sólo tenía ojos para ver la gama de oportunidades que se abrían como un abanico de colores y el tiempo me sobraba, el cansancio no era un tema, podía dormir incluso parada, así que recuperarme no era difícil. Era egoísta con mi tiempo, mis espacios y mis recursos y cuando imaginaba mi vida como madre veía esa imagen de la mujer profesionista, emprendedora, perfectamente arreglada, en tacones bajandose del carro a recoger a sus perfectos y adorables hijos.
Todo cuadraba perfecto, yo soñaba con ser madre de tres, profesionista y tener todas las pelotas girando como malabares de circo en perfecta sintonía. Nada me detendría, energía… de sobra.
Aunque esta imagen haya sido creada por una mente joven y soñadora, que ni idea tenía de lo que implicaba ser madre y el equilibrio de un hogar hay ciertas imágenes y motivación que quisiera mantener vivas, no quiero nunca dejar de desear, soñar, creer y planear, aunque la mayoría de las veces termine haciendo la mitad de lo que dije haría.
Los sueños nos mantienen vivos, las ganas de hacer y de ser nos brindan la ilusión para disfrutar de la vida y la excusa ideal para crear nuevos mundos en donde tu seas tu propia versión de lo que quieres ser.
Inscríbete a ese curso que tantas ganas tienes de hacer, cámbiate el color del cabello por ese tono que crees que te va increíble pero que no podrás mantener por que no tienes tiempo de ir al salón, cómprate los zapatos con tacón que tanto te gustaron, emprende y diviértete pensando en todas las maneras en las que podrías hacer que funcione, salte sola, respira, recuerda que estas viva, agradece, siempre agradece porque el agradecer es tener las manos abiertas y así el universo entiende que estás dispuesta a recibir y no sólo a dar.
Sal con tus amigas, paga la membresía del gimnasio, disfruta al verte al espejo y si algo falta para que te guste lo que ves cambia lo que sea necesario.
Tú vieja yo consérvala, sólo en sus mejores partes y renuévate cada que sea necesario, ámate, porque al final sólo te tienes a ti, ahí comienza todo. Llena tu vida de positivismo aunque a veces no sea natural convierte el positivismo y la buena energía en tarea diaria para tu vida.
No te dejes, no te olvides, no te abandones porque los años pasan rápido, los hijos son prestados y vienen con sus propios sueños. Vida sólo hay una y es aquí y ahora. NO TE DEJES, NO TE OLVIDES.
