Por Veronica Barreda y Blanca Garza
Hace menos de un mes celebré el primer día de otro viaje de 365 días alrededor del sol. Y sigo aquí. Haciéndome consiente de cada paso que doy. Sin seguir todo al pie de la letra, ya que, si a veces esto no está mal, tampoco está del todo bien. Retornando al principio, y mientras escucho a mi familia cantarme las mañanitas, saborear la oportunidad de empezar de nuevo….
Confieso mi temor vivido en los últimos años cuando escuchaba la temida pregunta: ¿Cuántos años tienes? Seguido inmediatamente de mi respuesta para estos casos ¿Cuántos crees? Y finalmente aliviada la mayoría de las veces por ese esperado ¿en serio? ¡Te ves mucho más joven! ¡No pareces de esa edad! Incluso recuerdo cuando finalmente llegué al cuarto piso y por espacio de unas horas lloré y lloré sin saber en realidad cuál era la razón de mi llanto.
No quiero asegurar que la mayoría de nosotras preferiría evadir esta pregunta, sobre todo cuando hemos llegado a los treinta y tantos… pero ¿cuál es el problema con decir, así sin más, mi edad?
Seguramente habrá muchas razones, pero hoy les comparto algunas conclusiones:
Nos da miedo vernos mayores.
Repetirnos nuestra edad y en ocasiones sentirnos mayores, más cansadas, más desanimadas, no sentirnos como otras mujeres de nuestra edad. ¿Qué hacemos bien? ¿Qué funciona para mí?
El comer sano, y no me refiero a una dieta en específico, ni a ser vegano, vegetariano o algo similar, sino a llevar una dieta balanceada, que incluya frutas y vegetales; tomar mucha agua, cuando menos más que refrescos gaseosos; no solo hace falta desintoxicar nuestra piel por fuera ¡Hace falta desintoxicarnos por dentro!
Hacer ejercicio, aunque no seas un ángel de Victoria Secret necesitas mantener tu organismo activo y tener el control de tu cuerpo, seguramente practicar una rutina te hará sentir más joven.
Cuando pienso en las veces que postergamos lo que queremos hacer, conocer o aprender, son infinitas.
¿Cuántas de nuestras metas se han pospuesto año tras año? ¿Cuántos propósitos de año nuevo siguen siendo solo deseos? No cumplir lo que nos proponemos nos hace sentir frustradas y creer que no hemos logrado nada, pero la vida es una enseñanza constante y hay que estar listas cada día para recibir lo que nos tiene preparado.
Tus metas son personales, son solo tuyas. Cada vez que compartes una meta y no la cumples, viene una carga innecesaria pensando como justificar no haberla alcanzado, que pensarán ahora de ti, y como deshacerte de este sentimiento de frustración y vergüenza, sin saber que estas te roban tanta energía que quedas exhausto y desmotivado. Convierte tu motivación en tu propio crecimiento, los demás hablarán de cualquier manera.
Estate preparada para el fracaso. El éxito solo llega si te sobrepones al fracaso. ¡Aprende de él! ¿Qué salió mal? ¿Qué tienes que mejorar? ¿Qué puedes cambiar? La diferencia entre conformarse a perder y volver a intentarlo es tu actitud.
Olvidamos disfrutar la vida
Nos preocupa tanto lo que nos falta, lo que no hemos logrado, los kilos de más, esas arrugas que empiezan a notarse, que olvidamos disfrutar nuestra vida, la maravillosa compañía de nuestra familia y nuestros amigos, asistimos a las reuniones sociales porque tenemos que ir, no disfrutamos nuestro trabajo por pensar en ese otro anhelado puesto, nos esforzamos tanto porque nuestros hijos tengan lo que a nosotros nos faltó, que queremos darles todo, y no es que este mal, pero pronto saldrá un nuevo iphone, y esa ropa no les quedará más, y saldrá una laptop más nueva y estamos en un círculo de nunca acabar; dejamos de disfrutar y valorar a nuestra pareja, esa que probablemente sea nuestra compañía al final del camino… Sería maravilloso aun y con dificultades para caminar poder ver a nuestra pareja, carcajearnos y recordar la increíble aventura que recorrimos juntos.
Querida mujer empoderada y sorora, no lo olvides, hay un tiempo para todo. Llegará lo que tenga que llegar. Ayuda a otros, comparte tus dones, disfruta los regalos que esta vida tiene para ti. Abraza muy fuerte, ríete a carcajadas, canta en ese soñado karaoke, tomate miles de selfies…Deja el teléfono celular cuando estemos frente a una persona, saborea una buena conversación, disfruta del sol o del aire rozando tu rostro mientras caminas. Cada momento que vivimos es importante. ¡Feliz vida y gracias por ser un refugio de humanidad!