Por Elizabeth García
Spring has sprung. (La primavera ha llegado.)
Todos los granos y las semillas, así de pequeñas como las vemos, poseen un gran valor nutricional. Ahorita en primavera todo está germinando así que es un buen momento para comenzar a germinar los granos y las semillas que consumimos.
Las semillas como cereales, leguminosas o nueces (frijoles, lentejas, quinoa, garbanzo, arroz integral, avena, centeno, almendras, pistaches) son muy altos en proteína vegetal, grasas saludables, vitaminas y muchos minerales esenciales, pero son difíciles de digerir. Producen inflamación, en muchos casos gases o flatulencias que nos hacen sentir incomodos al grado que evitamos consumirlos y con esto solo nos privamos de los beneficios que nos pueden brindar.
Esto es porque todos los granos cuentan con un mecanismo de defensa que los protege del medio ambiente, un compuesto (ácido fítico) que los ayuda a almacenar sus nutrientes y energía. Aunque su función es proteger a las semillas, en nosotros pueden funcionar como un anti nutriente, ya que afecta nuestra digestión y deteriora la manera en que digerimos y absorbemos los nutrientes que contiene, en especial algunos minerales como el calcio, magnesio, hierro y zinc. La buena noticia es que al activar o germinar ese recubrimiento se remueve naturalmente.
Al activarlos los digerimos más fácil. Neutralizamos sus inhibidores enzimáticos, promovemos la producción de enzimas digestivas, mejoramos la absorción de nutrientes y con esto ayudamos a tener una dieta más variada, completa y natural. Tenerlos a la mano es una súper buena idea por nutrición, digestión y por sabor.
Podemos activar o germinar las semillas. Germinadas los podemos utilizar en ensaladas, como botana, hornearlos o añadírselos a cualquier platillo. Activadas es el paso previo a la germinación, antes de cocer leguminosas (frijoles, lentejas, garbanzos, habas, arroz integral) o de preparar pesto, tahini, hummus, crema de almendra o de cacahuate, incluso lechadas vegetales (almendra, arroz, avena).
Ya sea activar o germinar es muy fácil. Además de nuestro grano o semilla, necesitamos un bote de vidrio o un recipiente, un trozo de manta de cielo, agua y una liga.
- Coloca el frasco a temperatura ambiente, agrega las semillas, cubre completamente con agua tibia (proporción de 4 a 1).
- Agrega limón, vinagre de manzana o 1 cucharadita de bicarbonato por cada taza de agua. En el caso de las nueces podemos agregar 1 pizca de sal de mar.
- Remoja por la noche, por la mañana enjuaga muy bien y tira el agua del remojo. * Si solo vas a activar aquí termina. Tus semillas ya están listas y si vas a germinar continua.
- Introduce las semillas (previamente activadas) en un bote de vidrio dejándoles espacio porque al germinar aumentaran más del doble su tamaño.
- Tapa el bote con una manta de cielo y déjalo reposar en un lugar ventilado (puede ser al lado de una ventana).
- Todos los días (por la mañana y por la noche) enjuga con agua limpia y vuelve a repetir el proceso hasta que el grano o la semilla germine.
- Siempre tira el agua del remojo. Ahí es donde se quedan los inhibidores enzimáticos o sustancias toxicas.
- Para guardar es necesario secar muy bien y guardar con el menor grado de humedad posible hasta 4 o 5 días en refrigeración. También se pueden congelar o deshidratar para poder almacenar.