Por Mayte Cepeda
Y así como hicimos en contribuciones anteriores, una radiografía para platicar a detalle sobre la chaturanga, esta vez lo haremos para el perrito boca abajo.
La postura del perro boca abajo es de las más comunes y que más repeticiones tienen dentro de una práctica completa de yoga. Aunque suele emplearse como una postura de transición o vínculo para unir posturas, el perro boca abajo tiene toda una ciencia detrás para realizarla de manera correcta y segura.
Empecemos por un poquito de historia sobre esta postura: respecto a la terminología sánscrita tenemos que adho mukha se refieren –empleadas en conjunto– a “objeto dirigido hacia abajo o boca abajo”; mientras svana significa “perro” y en conjunción con asana, es decir, svanasana, es “postura de perro”.
La postura del perro boca abajo tiene muchos beneficios para el cuerpo físico, ya que al llevar la cabeza por debajo del nivel del corazón, se convierte en una postura invertida, la cual permite una mayor oxigenación de la sangre que irriga hacia el cerebro y por ende, logras un mejor funcionamiento del sistema circulatorio. Impacta benéficamente el sistema glandular y el sistema nervioso, por lo que cada que la realizamos, contribuimos a limpiar el organismo y llenarlo de energía.
En el lado físico, los brazos y hombros se fortalecen ya que esta postura implica estirar o empujar desde abajo, donde se colocan las manos con dedos abiertos hacia arriba, como si estuviéramos intentado llevar las pompis lo más arriba posible. Este movimiento además implica el estiramiento y enderezamiento de la columna y, de las pompis hacia los talones, procurar de igual manera un estiramiento o empuje, pero en sentido contrario, es decir, ahora de arriba hacia abajo, con la intención de que los talones se afiancen en el suelo.
Es básico tener precaución con la zona de hombros y cuello. Cuando comenzamos a practicar cualquier postura de yoga que involucre los hombros, si tenemos brazos débiles, automáticamente queremos aventarle el trabajo a los hombros. Por ello, es muy importante tener muy claro que los hombros deben ir rotados hacia afuera, alejándolos del cuello, el cual también deberá estar suelto sin soportar el peso de la cabeza. Esto, nos ayudará a evitar tensar innecesariamente el cuello y los músculos que rodean y ayudan al funcionamiento óptimo de los hombros.
Según el estilo de yoga que estés practicando, el perro boca abajo tendrá alguna que otra variante, es decir, en ashtangayoga el perro no es tan abierto, mientras que en otros estilos se tratan de separar manos de pies considerablemente. Otros estilos de yoga buscan un ligero arqueo en la columna al estar en perro boca abajo, ya que buscan abrir y flexibilizar la columna y hombros, sin embargo, su esencia es la misma.
Es importante tener muy en cuenta que la postura en sí, no es difícil, al contrario, algunos practicantes vemos en el perro hacia abajo, una oportunidad de descanso, siempre y cuando se haga de manera consciente. Sin embargo, esta postura aún y cuando no es muy demandante, deben tenerse presentes aspectos muy importantes para dominarla. Entre estos aspectos, está el de mantener trabajando y activos los bandhas(candados energéticos: pecho abierto, abdomen hacia adentro y esfínteres hacia arriba); la mirada enfocada en un solo punto, puede ser hacia el ombligo o en la punta de la nariz y, la más importante: una respiración profunda y controlada, con la técnica que estés empleando, como el caso de la respiración victoriosa o de guerrero (ujjayi), siempre de manera consciente con el fin de obtener los beneficios que esta postura te puede dar.
Espero que esta breve explicación pueda servirte en tu práctica de yoga y te ayude a poner mas consciencia en cada una de las posturas que realices, a sentir tu cuerpo y sacarle el mayor de los beneficios a las mismas. ¡Namasté!
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