Por Clara F. Zapata Tarrés / La Liga de la Leche A.C.
Lo primero que vi… a Martha cargando con su cría, con su mirada seria, su tono sinaloense, sus ojos verdes como los míos, haciéndose preguntas profundas e intentando resolver las disyuntivas, siempre siempre con sus hijos con ella, con una valentía transparente y cuestionándolo todo, apapachando con su abrazo y su candente sonrisa… Con quizás la única certeza incuestionable que amamantar es el regalo más preciado y que vale la pena luchar por ello. Luchar con calma, serenidad y entereza. Con una sonrisa pero con atención. Con un bebé en riesgo.
La maternidad nos hace ser revolucionarias. El comienzo de la lactancia nos presenta retos que no creíamos posibles porque a veces va más allá de nuestras manos. Por eso, necesitamos apoyarnos de otros para lograrlo y que dar de mamar se vuelva una experiencia placentera. Dentro de estos retos se encuentran asuntos que van más allá del solo deseo de amamantar y que si no son resueltos a tiempo pueden llevarnos a caminos que nunca quisimos. Necesitamos ser pacientes y estar alertas. Alertas y observadores.
Es muy importante hablar de algunos de estos desafíos pues cuando hemos intentado varias recomendaciones, escuchado consejos o estamos demasiado enfocadas en lograr amamantar a toda costa, podemos cegarnos y no percibir que sí, la salud de nuestro bebé, está en riesgo.
Uno de los temas que son comunes en los grupos de apoyo de La Liga de La Leche tienen que ver con “la producción de leche”. Este, tiene muchas ventanas y puede relacionarse con muchos otros asuntos. En general y afortunadamente son dificultades que se resuelven en poco días corrigiendo posturas, agarres o platicando y profundizando sobre algunas expectativas prácticas o emocionales que tienen las familias a la hora que llega el bebé.
Sin embargo, a veces las dudas persisten y el bebé nos da señales de alarma que no pueden resolver estas dificultades fácilmente. Para ello, es importante tener un contacto cercano y permanente con la Líder, dialogar de manera abierta y en confianza sobre las historias particulares de cada familia que decide aventurarse en la lactancia, estar dispuestos a ser pacientes y no querer resolver todo como con un instructivo y echar mano, si es necesario, de compañeros actualizados en lactancia, como pediatras o consultores de lactancia (IBCLC). Insisto. Es necesario que cultivemos la paciencia y nos realicemos las preguntas pertinentes junto con el apoyo de personas que sepan del tema. No hacerlo puede que busquemos una solución desinformada, apresurada y en ocasiones desesperada. La salud de nuestro bebé merece que tomemos en consideración y decidamos con consciencia.
Vigilante, atenta y dispuesta pueden ser adjetivos que nos ayuden a pasar este bache, que seguramente sí será resuelto. Y finalmente, ser sensatos y escrupulosos a la hora de buscar ayuda. Saber que nuestra historia es solo nuestra, que las respuestas rápidas pueden resultar útiles pero siempre intentando ser sensibles ante los comportamientos distintos de nuestro bebé para ser capaces de ir más allá de las redes sociales o del apoyo superficial. Contar la historia representa la posibilidad de lograr la meta de amamantar que tendrá quizás un complejo inicio pero un final muy afortunado: un regalo para siempre y el orgullo de ser creadoras de vida.
Estas son algunas de las preguntas que surgen cuando hemos agotado ya algunas posibilidades:
¿Realmente produzco suficiente? ¿Porqué sí o por qué no?
¿Mi bebé no hace pipi o caca? ¿Me da los signos de estar bien alimentado?
¿Mi bebé no logra engancharse correctamente? A pesar de las posturas practicadas no logro un buen agarre y sigo con dolor?
¿Mi bebé se queda dormido y come poquito? ¿Cuándo despierta no está atento y se ve cansado, llora sin fuerza? ¿Reconozco las variantes del llanto de mi bebé? ¿Cuántos días lleva así?
¿Cómo son mis pechos? ¿Los conozco, los toco, puedo saber si están llenos, confío?
¿Observo que mi bebé traga, mueve todos los músculos de la boca? ¿o se queda apretando los cachetes, no pudiendo abrir la boca grande, pellizcando o mordiendo el pezón?
Grietas que persisten a pesar de haber trabajado el agarre, dolor, que nuestro bebé no suba o baje de peso constantemente en las primeras semanas, que los signos de alimentación suficiente no se observen, bebé demasiado adormilado, labios que no logran abrirse, pechos distintos a lo común o que han sido modificados por alguna circunstancia especial, antecedentes familiares, son algunos de los datos que podemos tomar en cuenta. Puede que lo resolvamos rápido pero y si no?
Frenillo, ictericia, reducción o aumento de pecho, pechos tubulares, nacimiento prematuro, bajo tono muscular en la boca, pezones invertidos o planos, sufrimiento fetal, confusión de succión, tipo de nacimiento, son algunas de las situaciones a las que podemos enfrentarnos. No por pasar por ellas renunciamos, pero de nuevo, tendremos que hacer uso de la serenidad y perseverancia para no desesperarnos. Todos y cada uno de ellos, casi siempre tienen solución. Por esto decimos que todas podemos amamantar. Por eso es importante no quedarnos solas y saber pedir ayuda. Por eso necesitamos abrir los ojos con la certeza de que encontraremos un equipo que nos auxiliará para superar las dificultades.
Con una red de apoyo que discute, se involucra, se apasiona y abre posibilidades, nos sentimos acompañadas como para poder tomar decisiones informadas y reflexionadas. Y así,sin culpas, sin remordimientos presentes o futuros, haremos lo que nosotros sabemos que es lo mejor para nuestra cría. Las expectativas tendrán que ser tomadas con sabiduría sabiendo que las historias pueden cambiar en algunos momentos de nuestra vida. Con esa contención y diálogo, seguiremos superando esas dificultades que a veces nos parecen imposibles. Con acompañamiento. Sin tener que tomar decisiones en soledad. Aceptando que somos cambiantes, soñadores, revolucionarios y que la vida, casi eternamente, es lo que está fuera de nuestros planes.