Lorena Salas
Toda enfermedad está relacionada directamente a una respuesta ante determinada emoción y esto se ha comprobado a través de diversos estudios que indican cómo afecta a nuestro cuerpo lo que sentimos o incluso pensamos.
Cuando estamos en situaciones de peligro y experimentamos un miedo intenso, se activa inmediatamente una alarma en el estómago que nos puede provocar diarrea o vómito, esto significa todo aquello que no podemos digerir o procesar emocionalmente y lo mismo ocurre con el estrés que nos puede llevar a otras situaciones de padecimientos estomacales como gastritis, colitis, estreñimiento, que traducido a la parte de “dolor emocional”, no es más que eso que no podemos asimilar o soltar.
Cuando descubrí el origen de los dolores emocionales, pude entonces comprender el porqué de mis enfermedades físicas, algunas veces eran focalizadas en garganta (cuando me guardaba las cosas que quería decir), otras veces tenía una tos tan fuerte que pensaba que me iba a explotar un pulmón (cuando quería gritar algo), de repente venían intoxicaciones que no tenían una causa y entonces ahí comprendí que mi propio cuerpo me estaba gritando que debía depurarme y soltar todo eso a lo cual me aferraba.
Dolores de espalda, dolores de cuello, hombros, dolores pélvicos, dolores menstruales, dolores en las rodillas, ¿te suenan? Son sólo algunos de esos molestos padecimientos que hemos atravesado o peor aún que ya nos acostumbramos a vivir con ellos, pero ¿has pensado en el origen de éstos? Sí, tal vez las medicinas te hayan funcionado, pero sólo de forma pasajera, sin embargo, el problema de raíz va más allá de eso, basta con echar un vistazo a nuestro interior, nuestra alma, nuestras más sinceras emociones.
En su libro Tú puedes sanar tu vida, Louise Hay explica cómo las emociones que no se trabajan o abordan, se llegan a convertir en dolencias o enfermedades, muchas de ellas tan graves como el cáncer. En este punto ella manifiesta cómo las afirmaciones o pensamientos positivos pueden impactar directo en la sanación de cualquier enfermedad, basta con aprender a perdonar, amar, agradecer y sobretodo aceptar lo que estamos atravesando y aceptarnos a nosotros mismos.