Seguro que has visto y escuchado en el radio, televisión, redes sociales y demás medios de comunicación, la propuesta para dejar de usar popotes. Hasta canción tiene el tema.
Por Mayte Cepeda
Este movimiento viene acompañado de una serie de promociones para dejar de usar el plástico en nuestra vida cotidiana, cuando no es necesario.
Desde hace un par de meses, a nivel internacional y con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, la Organización de las Naciones Unidas lanzó la campaña para descartar el uso del plástico desechable. Con ello, se vinieron una serie de recomendaciones y campañas en cada nación participante y, en el caso de nuestro México, está apostando por la eliminación del uso innecesario de popotes.
Este movimiento no es nada nuevo. Tiene casi diez años y todo surgió en Estados Unidos, gracias a un pequeño niño de nombre Milo Crees, quien comenzó un movimiento de concientización para eliminar el uso de estos pequeños plásticos que, la verdad, no tienen mucha razón de ser ni existir.
Creo que la mayoría de la gente sabemos que el plástico tiene serios problemas a la hora de biodegradarse, principalmente por lo mucho que se tarda en hacerlo y la contaminación que genera en suelo y agua, llegando este daño a los océanos y obviamente, poniendo en riesgo la vida marina.
Pero ¿realmente sabemos a ciencia cierta por qué dejar de usar popote? Aquí te van algunas razones:
- La principal y ya te la dije, es el tiempo que tarda en degradarse. Sus componentes químicos hacen muy lenta su degradación, y aún así nunca se integra totalmente al medio, es decir, las partículas resultantes de este proceso jamás dejarán de ser contaminantes. Existen opciones de popotes hechos a partir de productos naturales y orgánicos, sin embargo, el proceso de elaboración involucra gastos energéticos y consumo de agua, que tampoco son muy amigables con el medio ambiente.
- Al tratarse de un residuo pequeño (en lo individual), resulta complejo su tratamiento y/o reciclaje, a diferencia de otros plásticos que, si bien son contaminantes, por su volumen se puede hacer algo más con ellos que simplemente aventarlos a la basura.
- Aunque pensemos que, por vivir en una zona desértica sin playas, eso de que contaminar los mares y océanos no nos concierne, tengo que decirte que eso es totalmente erróneo. Nuestros cuerpos de agua, por muy pocos que tengamos, tienen una conexión directa que va hacia los mares. Entonces si contaminamos aquí, si somos descuidados aquí, seguro se notará allá (en el mar). Y el daño a las especies marinas es cada vez más evidente y vergonzoso.
- Nuestros ritmos de vida, actividades cotidianas y hábitos de consumo son, desafortunadamente muy distintos a hace décadas. Hoy, todo lo queremos fácil, sin batallar. Antes, la mayoría de los envases eran vidrio y nuestros padres y abuelos tenían la obligación de retornar todo lo vacío para seguir consumiendo. Esos ciclos de uso y reuso eran mucho más ambientales y ecológicos que las medidas que hoy día pretendemos adoptar.
- Y una última razón, que creo que es vital y trascendental, es la de educar a nuestros hijos. Que crezcan con el hábito de evitar los consumos de productos que no son necesarios y que, para colmo, atentan fuertemente contra el medio ambiente. Si está en nosotros tomar consciencia y adoptar medidas que no nos afectan en nada, como el dejar de usar popotes, pues tampoco es como que te vas a quedar sin tomar el líquido por no tener el popote, tratemos de sembrar esos hábitos en las generaciones que vienen llegando a este mundo. ¡Namasté!
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