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¿Y a mamá quien la cura?

Por Daniella Monarez

Hay ocasiones en las que simplemente no podemos enfermarnos. Como mamás trabajadoras o no, estudiantes, etc, muchas me han de entender.

Cuántas veces hemos pasado por alto un resfriado o un dolor de cabeza, para nosotras basta con cargar con una caja de kleenex y listo, a empezar el día.

En lo personal recientemente he estado batallando con algunos problemas de salud, que por más que me aferre al ritmo de vida acostumbrada, hay días en los que simplemente no puedo alcanzar el estado energético que requiero para realizar todas las actividades que programo al día. He tenido que aceptar que simplemente no puedo, y por primeras veces en mi vida la palabra NO está dentro de mi vocabulario habitual.

Han sido difíciles los días en los que tengo que aceptar frustrantemente esto, cuando antes el NO ni siquiera era parte de mi vocabulario habitual. Con tanta pastilla encima es más difícil levantarme por las mañanas y estar entera durante el día, eso en cuestión laboral. Porque en la vida familiar, que de por sí no es muy abundante en tiempo por los horarios tan extensos que manejo en el hospital, si he visto mermada la calidad que antes ofrecía.

Estoy más cansada, tengo menos paciencia y hay días en los que simplemente me siento mal y no puedo seguir el ritmo del juego con mi hija. ¿A mí quién me cura? Por supuesto que jamás convertiré a mi hija en mi cuidador, sin embargo, en la inteligencia emocional enorme de los niños, ella sabe cuando mamá se siente mal y solo puede jugar en cama. A sus cuatro años entiende perfecto lo que a veces tu jefe no.

Me toca ser paciente, ser yo a la que piquen con tantas agujas, la que requiere estar en ayuno y seguir una receta al pie de la letra. Me toca ser regañada por las veces en las pasé por alto mi salud. Estar del otro lado me hace crear una conciencia diferente de la que vivo diario. Se lo que impacienta estar en una sala de espera, confesar intimidades a un desconocido (médico), y tener expuestas ciertas áreas de mi cuerpo que normalmente no lo están.

A pesar de que me considero una persona muy empática con los pacientes, de buen trato y amable, en ocasiones necesito ofrecer un carácter fuerte, sobre todo para tomas de decisiones; por lo tanto, entiendo perfecto cuando un médico considera necesario llamar la atención, finalmente significa que a ese doctor le importa su paciente.

Hoy mamá está enferma. Ni hablar. Hoy no habrá parque ni salidas, pero si mucha diversión en casa.

Finalmente, el cuerpo nos dice cuándo parar y hacer un alto en el camino, desvelos, comidas fuera de horario y valor nutricional, tensiones y demás prácticas no saludables, y eso por no mencionar tabaquismo, alcohol, y demás. Nuestro organismo tarde o temprano cobrará factura. Hagamos conciencia que cuando mamá enferma todo fluye diferente, cuidar de nosotras es cuidar de toda una familia.

El cuerpo es más justo que la vida.

Daniella Monárez: Soy médico general y desde hace un año y medio inicié mi travesía en la residencia para la especialidad de Anestesiología, la que se ha convertido mi más grande pasión. Volví a nacer cuando me convertí en madre de una hermosa niña. Fanática del béisbol, amante de las ofertas y las ventas de segunda. Ando por la vida sin equipo de protección y me encantaría tener la condición necesaria para ser toda una biker. Feliz de respirar, honro cada uno de los días que he vivido y agradezco a Dios que me permita seguir intercambiando oxígeno (qué sería de un doctor sin su frase rimbombante).
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