Por Dona Wiseman
Anoche no pude dormir. Bueno, me quedé dormida pero soñé que roncaba y me desperté, o más bien ronqué, fuerte. Qué bueno que nadie duerme conmigo y nadie oyó. Así pasé la noche, pensando que no estaba dormida y soñando a la vez. Desperté estresada y he seguido así. A veces lo que más me estresa es que los demás no estén bien y que no pueda yo remediarlo, como si tuviera yo el poder de remediar vidas ajenas. Hay un poco de prepotencia en eso, solo un poco. Sospecho que hay algo en los astros o en la conciencia colectiva o la energía universal, o en ¿qué sé yo?, que se está moviendo en emociones y atore. Hay personas en torno a mí que están cambiando. Algunas están tomando decisiones importantes y difíciles. Algunas se sienten detenidas y requieren flexibilizarse y soltar. Así hay momentos en la vida, en toda vida, cuando “el agua cae en nuestros planes”. Siempre requerimos saber hacia dónde vamos, pero eso no significa que ese “dónde” será nuestro destino final. El camino tiene bifurcaciones, giros, bloqueos, inundaciones, y a veces simplemente vemos en el horizonte otra opción que se vuelve más indicado y más apropiado. Entonces aquello que declaramos que queremos o lo que declaramos que jamás haremos se vuelve de pronto movible y tenemos que desandar caminos y tragarnos esas mismas declaraciones. Eso no significa que sea mejor no proponer objetivos y metas, todo lo contrario. Creo que el arte de vivir implica justo tener claro adónde voy y estar abierta a mirar con desapego cuando la vida sugiere otra cosa, o bien cuando me doy cuenta que me estoy aferrando a algo de manera poco sana. Tener un objetivo no significa rigidez. Ningún día es como otro. Las cosas que salen de lo que hemos planeado o esperado tienen la tendencia a causarnos estrés. Este tipo de estrés es causado por luchar contra lo que es, luchar con la realidad. También es un arte distinguir lo que es de lo que puedo proponer. Querer cambiar lo que no es posible cambiar es necedad. No cambiar lo que sí podemos cambiar es victimez. Distinguir entre una cosa y otra es una bendición. Hoy reflexionaba que hemos puesto mucha atención en lo que merecemos y lo que deseamos que nuestras vidas sean, pero poca en pasar por el proceso que toca para construir esa vida. Hoy me da la sensación de que personas cercanas a mí están entrando, o renovando, ese proceso. Tendrán que construir. Y puesto que sé que cuando algo nos llega profundamente es porque nos toca moverlo en nuestras vidas, me estoy dando cuenta que también tendré nuevas decisiones que tomar y otros caminos que construir. Así sea.