Por Ivonne Orozco
Listo el carbón, los cortes y costillas, una buena salchicha polaca, salsas y las aclamadas chilindrinas son la cereza de este festín. Sin dejar atrás a las calabazas, pimientos y betabeles asados. Unos nopalitos para no negar la cruz de mi parroquia. La cerveza fría, la familia y los amigos todos en esas tardes en la que portan la playera de su favorito.
Hoy se apagó el carbón de muchos hogares, se fue la pasión. Es increíble cómo esta tradición para muchos futbofans hayan hecho un mutis por lo acontecido el día de ayer por la tarde en la antesala del juego TIGRES- RAYADOS. Increíble suceso de violencia reprobable ante un deporte.
¿Qué pasa con la sociedad que no logra avanzar?
Las cervezas se calentaron al grado de explotar en un acto sin precedentes en el fútbol mexicano, dejándonos algo de impotencia y de coraje. Que alguien me explique quién puede agredir de esa manera sólo por un desacuerdo deportivo. Golpear y agredir de una manera primitiva y con lejana conciencia a su lado contrario, por el motivo que sea, no justifica un crimen.
No sé, si alguien pudo disfrutar del partido en el que al final quedaron 0-0. Si la carne asada y demás elementos domingueros causaron el mismo el placer ante estos hechos tan lejos de una sociedad consciente.
A veces la comida puede ser no tan grata. El fanatismo, los egos, la violencia son ingredientes que no deben existir en la dieta de un mexicano.