Por Daniella Monarez
Si algo se necesita en esta carrera son dos cosas: perseverancia y enfoque.
Enfoque fue la palabra que me tatué en la frente el día que presenté el examen nacional para la residencias médicas. Entré a esa sala con no sé cuántos aspirantes más que yo, sin embargo, no vi a nadie, ni una sola cara, yo iba enfocada, y a eso precisamente es que atribuyo el éxito de ése día.
Siguió el turno a la perseverancia. Mi fiel compañera en éstos casi 3 años ya de preparación. Ni un solo día he pensado en desistir, esa posibilidad es inexistente, ni siquiera cuando duré 5 días continuos en el Hospital sin salir por decisión de algún jefe que tuve.
Mi mente es más fuerte y mis ganas son más, más de seguir, más de hacer, más de amar lo que soy, lo que tengo y en lo que me he convertido. Aprendí que a la persona que tengo que retar y superar es a mí misma, yo soy mi rival a vencer, no hay guardias pesadas, hay aprendizaje, no son días complicados, son formativos. En definitiva todo ha valido la pena, incluso las lágrimas, el sudor o las migrañas, si no me he rendido es porque esto es lo que decido que me mueva día a día.
Sé que la misión que tengo es mucho más grande de lo que puedo imaginar, así que seguiré colgando de cada brazo a mis dos aliados.