Por Lorena Salas
Si este día fuera el último me gustaría haberlo vivido como lo viví hoy, sintiendo con cada fibra de mi ser cada latido de mi corazón, ese latido que se mueve por el amor que me rodea.
Si este día fuera el último les llamaría a todas las personas que pasaron por mi vida para agradecerles su presencia y cada palabra, momento y recuerdo que intercambiamos.
Si este día fuera el último no me privaría de nada, bailaría hasta cansarme, cantaría hasta perder la voz y dormiría sin interrupciones.
Si este día fuera el último, honraría todo lo que he vivido, porque soy quien soy gracias a cada una de las experiencias que me han marcado.
Si este día fuera el último, perdonaría a quienes me lastimaron, y me perdonaría a mí misma por cualquier falla que haya cometido.
Si este día fuera el último, seguiría dando amor y orando incluso por quienes no me aman.
Si este día fuera el último, seguiría escribiendo, cocinando, bailando, cantando, creando, haciendo todo lo que amo.
Si este día fuera el último, estaría con mis hijos entregándome por completo a ellos, disfrutando verlos crecer.
Si este día fuera el último, contemplaría la grandeza de Dios a través de los árboles, montañas, bosques, cielos, mares, tormentas, vientos y días llenos de luz y calor.
Si este día fuera el último, agradecería por estar en donde estoy, con quienes estoy y como estoy, todo lo que tengo lo recibo con amor.
Si este día fuera el último, escucharía de nuevo en mis recuerdos los primeros sonidos que emitieron mis hijos al nacer, volvería a abrazarlos y sentir de nuevo su calor sobre mi pecho y de nuevo los amaría como lo he hecho hasta hoy.
Si este día fuera el último, no me lamentaría por nada, seguiría estando en paz, tranquilidad y armonía.
Si este día fuera el último, no cambiaría nada de mi historia, amo el personaje que soy en este mundo, amo toda mi existencia y volvería a vivir una y otra vez otras vidas para elegir de nuevo la que tengo. Hoy agradezco al Universo.