Por Cristina Aguirre
Me siento exhausta, tuve dos días terroríficamente agotadores, ayer definitivamente como diría una amiga, fue un martes majadero… trabajo, pendientes y mucho frío.
Me levanté como todas las mamás con la encrucijada de si irían o no a la escuela; la diferencia ERA DE UN GRADO así que estaba haciendo changuitos porque subiera SOLO UNO, no pedía más y la libraba.
A las seis de la mañana, abrí una cuenta de Twitter y agregué al Director para esperar comunicado y no veía nada (sigo pensado que agregué al señor equivocado). Así que prendí calentadores, me metí a bañar y ya mis hijos estaban “conversando conmigo”: Señor director por favor ponga algo que estoy a punto de llevarlos a su casa. (Es broma)
En serio tenía mucho trabajo pendiente y sumado a los deberes del hogar (ya que la verdadera dueña de las quincenas está ausente) y dije: “claro que puedo trabajar mantener la casa súper limpia y cuidar niños”… me mentí a mí misma… todo me salió completamente al revés.
Habíamos llegado de un viaje y tenía que lavar tres maletas llenas (comienzo diciendo que soy la peor lavando y planchando)… tanto así que hasta mi esposo dice… “mejor no laves amor”.
Así que si: Me urgía llevar niños a escuela mientras hacía mentalmente la lista de pendientes del trabajo.
¿Cuántas camisas interiores le puse a cada uno? Veía en el carro -3 grados y volteaba a ver en el retrovisor solo para comprobar que no se me hayan hecho paleta ninguno de los tres.
Tengo muy claro, que esto puede ponerme en el top list de las más crueles mamás, pero tengo la convicción de que es una de tantas herramientas para hacerlos responsables. HACE FRÍO, HAY CLASES, VAS. Se suspenden; ni hablar se vale flojear (y la verdad es que viendo los malabares que tuvieron que hacer mis amigas hoy con niños en casa dije: bendito Dios que los mande).
Y ya casi llegando a la puerta de la escuela, detrás de unos dos carros pregunto:
-¿Si hay clases?-
– ¡Si señora!-
– ¡¡¡Bieeeeeen!!! ¡¡Niños a forjar carácter!-
Me fui al trabajo, terminé pendientes… y volví a repasar ¿Cuantas térmicas les puse?.. y que llego a la casa y abro la desgraciada lavadora, ¿por qué la ropa está rosa? (claro, el calzón fosfo de mi hija).
NO ES POR JUSTIFICARME, pero a las seis de la mañana uno no distingue los colores y ni hablar de la tediosa planchada… “¡wow dice la secadora que también plancha!” Pulsé el “botón planchado óptimo” y la ropa de mi esposo quedó mini mini mini, ¡nunca pensé que un short fuera encoger tanto! (espero en Dios no lea este artículo) así que puse ese mini short debajo de la ropa que me quedó bien y no creo que lo note hasta el año que entra, ojalá se desencoja.
EN SERIO, mis respetos a la mamás que hacen estos labores en casa, las que trabajan que también sacrificamos. Pero la casa es como un trabajo sin final y sin meta. Este año venidero, festejaré conmemorando a las mamás “agarrando a patadas a mi secadora” y bueno tengo que admitir a algunas que nomás no se nos da, comprobé que soy una reverenda inútil para la ropa. Así que si un día abro una tintorería; ¡NO VAYAN!
¿Bueno pues qué tanto son tres shorts? ME PERDONO A MI MISMA, NO SOY YO FUE LA SECADORA.
El puchero estaba listo, no había fila en la escuela y mi hijo el mediano me dice en el camino, “mamá habían dos niños en el salón”. OK. Fueron mis hijos, solo mis hijos y diez niños más a la escuela. “Qué bueno hijito para que hagas más amistades”…
Si los hombres supieran todo lo que hay detrás de una mamá cansada. Hoy solo quiero sentarme en mi sillón y hacer un mega berrinchote, pero como no es opción UTILICÉ EL NUMERO DE EMERGENCIA: EL DE MI MADRE, sentí mi cara ARDIENDO (no precisamente por las ganas de llorar) sino por EL CALENTADOR A TODO LO QUE DA PARA QUE ESTÉN CALIENTITOS y mientras conversaba con ella, mi hija pasa caminando frente a mi descalza y completamente empapada ¡¿por queeee?!.
Termino mi día; diciendo: NO SE ENFERMARON, y mis hijos tienen tres rosados shorts nuevos.