Por Laura Prieto
La semana pasada leí en mi página favorita NES, un post que nos invitaba a escribir en los comentarios que hacíamos antes de ser mamás, escribí lo primero que se me ocurrió, pero me di cuenta que era un tema en el que se podía profundizar mucho más.
Cuando no era mamá trabajaba mucho más, tatuaba todo el día, y era muy egoísta, solo pensaba en mí, cuando no era mamá no valoraba todo lo que hacía mi mamá por mi, despertaba tarde y me esperaba un rico almuerzo, siempre tenía “tanto que hacer”, cuando no era mamá me enfermaba y me tomaba el día para descansar, veía películas de miedo, me desvelaba dibujando, cuando no era mamá me gastaba el dinero en mis gustos y aún así “no me alcanzaba” cuando no era mamá me sentía invencible y el mundo no me merecía, escuchaba música estridente y yo era muy “cool”.
Ahora soy mamá y ya no soy egoísta, entiendo la cara de “amargados” de mis padres, en realidad preocupados por darnos educación, una casa limpia y segura, mantenernos con salud, ahora que soy mamá entiendo los miedos de mi madre y el esfuerzo y cansancio de mi padre, ahora que soy mamá realmente tengo mucho que hacer, me divido entre los niños, la casa y mi trabajo, e increíblemente tengo energía suficiente para todo, ahora que soy mamá, el tiempo no se detiene cuando me enfermo y es cuando más extraño y valoro a mi mamá. Ahora que soy mamá el dinero siempre alcanza, porque no lo gasto en cosas que no son necesarias. Ahora que soy mamá no escucho la misma música estridente de antes, ahora me sorprendo a mi misma bailando “Ba ba black sheep” con tanta alegría y emoción con mi niña en brazos, como si fuera un concierto, me detengo por un momento pienso “antes era cool, ahora soy más, soy mamá”.
No estás sola.