Por Lorena Hurtado / ANSPAC
Te presento a Lawrence.
Tiene siete años, pero es tan pequeño que parece de cuatro. Vive en una comunidad al sur de la India con otros 30 niños huérfanos portadores del virus del sida, su único familiar en este planeta es un primo de su mamá.
El llora porque le pegan sus compañeros, sufre cuando lo regañan, se pone triste cuando no lo visita su tío y no le gusta comerse su arroz (eso come todos los días)
Pero, ¿qué crees?, a Lawrence le encanta jugar con un perro que vive en el orfanato, le gusta ir a la escuela, silba mientras hace la tarea y siempre está sonriendo, de hecho, en esta imagen viene llegando de la escuela, ya con los zapatos en mano porque prefiere andar descalzo, ¿y la sonrisa?
¡Ah! Porque está a punto de recibir un fuerte abrazo de una de las voluntarias que lo acompaña este semestre.
Querido lector, por lo general, vamos por la vida buscando la situación perfecta para poder decir: “ahora si, por fin soy feliz”, en vez de aceptar que la vida está llena de imperfecciones, pero aun así, al igual que Lawrence podemos sonreír.
¿Qué podemos aprender de la gente más sencilla? ¿Qué podemos aprender de los niños?
- No generes expectativas: Generar expectativas es esperar actitudes, sentimientos o acciones por parte de otra persona o situación que tú no puedes controlar o forzar, ahí es cuando vives grandes decepciones, en cambio, cuando tú vas a un lugar o vives una situación con tu mente y tu corazón abierto, sin esperar nada, es más fácil disfrutar la vida y resolver los conflictos.
- Agradece lo que si tienes y lo que si eres: Nos desgastamos añorando o lamentando lo que hicimos mal, lo que no hicimos; lo que otros tienen y nosotros no; lo que otros pueden y nosotros no. Es tiempo de descubrir todo lo bueno que hay en ti y en tu vida, de ser necesario, haz una lista basándote en los parámetros que sean válidos para ti, no en los parámetros de los demás.
- Abrasa el dolor: Porque tú y yo somos seres humanos, el dolor, la imperfección, la tristeza, las limitaciones, son parte de nuestra vida, y cuando se termina una preocupación, llega una enfermedad o una necesidad económica, así que vayamos sorteando el día a día con una sonrisa, con un: “yo sí puedo” y veamos en cada limitación, en cada imperfección, una oportunidad para elevarnos, para crecer y al igual que Lawrence, silbar mientras pasamos por la vida, confiando que todo estará bien.
“Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida y han encontrado su camino para salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada.”- Elisabeth Kübler-Ross