Por Laura Prieto
Se acerca la cena de Navidad, pasar el tiempo en familia, compartir regalos y experiencias, hay quienes nacieron con vocación de duende de Santa y otros, como yo, tenemos un Grinch instalado en el corazón. Pero soy mamá, así que soy la fan número uno de la Navidad ante los ojos de mi hijo, ¿qué me entusiasma más? Los regalos, lo sé nada navideña, pero creo que compro para mi hijo lo que siempre quise para mi, somos adultos con espíritu de niño. En cambio, las cenas familiares me estresan un poco, entre decidir en la casa de quién pasaremos la cena y ver familiares lejanos que no conocemos muy bien y sumarle gustos y diferencias con los demás, como si tienes tatuajes o no, si el bebé ya come de todo, anda en andador, le sigues dando pecho, ¿tu niño ya lee y escribe? porque el de fulanita ya, tu prima no se va a casar y aquella salió embarazada, muy mal, pero la profesional no ha querido tener hijos, pobrecita y así un sin fin de conversaciones incómodas que nos hacen llenarnos de tolerancia y entendimiento en esta navidad. Por eso, hoy les daré algunos consejos para responder de forma educada y graciosa a quien no comparta tu gusto por los tatuajes:
¿Por qué te tatuaste? ¿Tatuarme? Oh no, no es un tatuaje es una marca de nacimiento.
¡¿Que?! ¡No me había visto ese dibujo! ¡Mamá! ¡Mira lo que me salió aquí!
Es un dibujo de marcador, me lo hizo mi niña, es buena artista, ¿verdad?
¡Ya arruinaste tu cuerpo! ¡Salud! Y le das un trago a tu copa.
Fíjese que ya estaba un poco descompuesta, porque con el frío me duele la rodilla.
Ya estaba arruinada, porque me caí de chiquita y me chupó el diablo.
Al contrario, le faltaba el toque final, para ser un humano más colorido.
La gente creerá que eres criminal. En este punto nos damos permiso de crear polémica política y soltamos la bomba: los políticos andan de traje y corbata y son bien rateros, luego te retiras lentamente.
Te vas a arrepentir de haberte tatuado. Todos los días me arrepiento de algo, esta mañana, por ejemplo, me arrepentí de darle el iPad a mi hijo, pero luego lo superé, también me arrepiento de haber venido en tacón cargando a la bebé, pero ya me senté, me acabo de arrepentir de haberme comido la docena de tamales, pero fíjese que del tatuaje no me he arrepentido.
¿Ya pensaste como te verás de vieja? ¡Oh si! Seré la más ruda del asilo.
Te veías más bonita sin esas rayas. Es decoración, me veía más bonita sin ojeras y sin mi cuerpo post parto, pero son marcas de la vida, no me quiero llevar el cuerpo nuevo a la tumba, me gusta tener marcas que me da carácter.
En fin, recordemos la razón de la celebración y no tomemos las cosas personales, todos tenemos libre albedrío, así como tú eliges tatuarte, tu tía puede tener curiosidad de un tema que no conoce, dejemos de lado las molestias y ¡disfrutemos la ocasión! Vivamos con gratitud y alegría estas fechas.
No estás sola.