Por Daniella Monarez
En el recuento de lo sucedido durante este año, procuro comenzar con los eventos positivos, felices y agradables.
Comencé la recta final de la residencia en anestesiología que realizo, mi hija cumplió 5 años, aprendió a escribir palabras y anotó su primer canasta en basquet, mis dos hermanas dieron a luz a dos hermosas criaturitas, mamá por fin decidió emprender su negocio, así como yo otro junto con mis hermanas, mi papá se conectó más con su familia y finalmente decidí aplicar para realizar una sub especialidad.
Por supuesto que hubo muchísimos más momentos que me hicieron muy feliz, hechos tan simples como platicar con mi prima Thamara de España, salir a cotorrear con las mamis del kinder, deshacerme de muchísimas cosas que solo acumulaban espacio, entre otras.
Con orgullo menciono que logré que mi hija se alimentara más sano y sobre todo que supiera diferenciar de lo que es bueno en alimentación y lo que no, yo también mejoré demasiado la manera de alimentarme, y salí adelante a pesar de varios problemas de salud.
En lo que se refiere a mi crecimiento personal, el 2018 deja en Daniella una mujer fuerte, comprometida consigo misma, ubicada y decidida a seguir floreciendo. Hoy soy una mujer más obstinada y enfocada, me siento valiente para enfrentar lo que venga, para entregarme completamente al 2019.
Tengo fe en este año que viene, tengo fe en Dios, veo luz por todo el camino, sé que Él guiará cada uno de mis pasos, y estará detrás de cada una de mis decisiones.
De igual modo, de cierta manera tengo que agradecer también a los momentos difíciles que atravesé. Sin lugar a dudas el más complicado fue el juicio de pensión alimenticia que tuve con el papá de mi hija, y a pesar de la gastritis que tuve por dos semanas, honro cada minuto del proceso.
Recuerdo con cariño y a la vez le agradezco a cada una de las personas que estuvieron a mi lado, mis hermanas, compañeros del trabajo, mi amiga del alma, y a las bellas mujeres que forman parte del Instituto Coahuilense de la Mujer, a ellas les corresponde el más grande de todos los reconocimientos, ya que además de sostenerme, tomaron de mi mano y juntas formamos a una mujer empoderada y audaz, y aunque tal vez no resultaron las cosas como esperaba, cuando salí del espantoso lugar que son los juzgados, logré sentir mucha paz, segura de no vender a mi tranquilidad por centavos.
Finalmente, lo que puedo aportar a quienes pasan por algo similar, es hacerles saber que un juicio de pensión no se trata únicamente de una cifra monetaria. Indiscutiblemente no se puede obviar lo desagradable que es ver a un padre llorar y regatear dinero que no quiere aportar al crecimiento y desarrollo de su hijo, a veces es tanta la avaricia de las personas que incluso mienten ante un juez, sin embargo, cada actitud que tome el padre no responsable, le corresponde solo a él, no a ti, ya que tienes que estar consciente de que su maldad no es la tuya y que ese equipaje no lo cargarás, porque no te corresponde hacerlo. Si necesitas busca ayuda, búscala, habremos quienes estamos dispuestas a aportar, no estás sola.
Personalmente agradezco de corazón todas las bendiciones que recibí, las manos que me afianzaron, y al Señor mi Dios por todos los días que me regaló. Despido con alegría al 2018. ¡Bienvenido 2019!