Por Dora E. Berlanga
Cuando escucho a alguien decir “Pedrito si es muy buen niño” no puedo evitar preguntarme y entonces ¿Panchito no es buen niño? O ¿hay niños buenos y niños malos? En lo personal creo que no, los niños simplemente son niños y el hecho de que un niño sea más inquieto, imponente, brusco, rudo, activo, gritón, hablador, que no se deje y haga valer a través de su comportamiento su inconformidad, no significa que el niño es malo o mal portado. De igual forma que el comportamiento de un niño sea más dócil, callado, pasivo, con movimientos suaves y tranquilos, voz baja, juego mesurado, tampoco es sinónimo de ser un niño bueno o mejor que otros solo por la manera en que se conduce.
Podríamos decir que todo se reduce a diferentes personalidades, probablemente sí, pero que hay del juicio que emitimos los adultos cercanos al niño, como la familia (primos, tios, abuelos), la escuela como institución y sus docentes, los amigos y los propios padres. Pareciera que no, pero después de un tiempo considerable de análisis pude darme cuenta de los juicios que todo el tiempo estaba emitiendo hacia mi hijo o cualquier otro niño por situaciones tan simples o comunes que son parte de la infancia pero que nuestro cerebro tiende a conceptualizar todo y nosotros como adultos, ya casi insensibles porque todo lo hemos normalizado, vamos por la vida emitiendo juicios, suponiendo cosas y dejando de ver la esencia de ese niño, dejando de preguntarnos si el niño intenta manifestar algo a través de su comportamiento y el 99% de las veces solemos calificar o encasillar al niño por una acción u omisión y sin darnos cuenta lo desacreditamos y estamos constantemente emitiendo juicios hacia la persona, es decir, hacia ese niño que está en desarrollo y no sabe cómo expresarse y ni entiende muchas cosas, en lugar de preguntarnos e indagar si detrás de esa acción u omisión hay una necesidad básica o emocional no cubierta en ese niño. En pocas palabras cuando un niño comete un error o tiene un comportamiento inadecuado, etc. tendemos a decirle “Panchito ya no seas peleonero”, “Panchito eres un cochino otra vez te hiciste popo”, o incluso cuando sobrevaloramos una acción generando una falsa aceptación si y solo si el niño manifiesta determinada conducta por ejemplo “Pedrito si te portas bien y eres un niño bueno santa te va a traer regalos” o “si no te portas bien ya no voy a jugar contigo”, al dirigirnos de esta forma hacia nuestros hijos estamos constantemente calificando su persona, emitiendo un juicio sobre su persona (cochino, peleonero, niño bueno) en vez de calificar la acción y describir la acción como correcta, incorrecta, adecuada, ofensiva, amable, etc. pero aquí es la acción la que se lleva el juicio y no la persona del niño y de esa forma no generamos sentimientos, emociones o pensamientos de aceptación o rechazo en el niño.
¿Cómo podemos dirigirnos de una manera más efectiva hacia nuestros hijos? Lo primero es darnos cuenta de nuestras tendencias, es decir, si solemos emitir muchos juicios al momento de pedirles algo, y estar alertas para sustituir esas frases con juicios por frases que describan la acción y no la persona y sobre todo frases simples “Panchito hay que cuidar a las personas o respetar su cuerpo” “Panchito la popo se hace en el baño”, si requiere más explicación “la popo tiene gérmenes, huele feo y hacer la popo en el baño nos ayuda a mantenernos limpios”. La clave está en cambiar los adjetivos calificativos por verbos, y recordar que los adjetivos calificativos deben describir la acción no al sujeto.
Con esto podemos ir erradicando el juicio de nuestro entorno, forjar hijos con una mejor autoestima y que sepan que la aceptación y el cariño no está condicionado a determinado comportamiento. Así conforme nuestros hijos vayan creciendo puedan ver a sus compañeros y amigos sin etiquetarlos, porque desde nuestra casa se genera la forma en la que nuestros hijos percibirán su entorno y a las demás personas. Si durante su crecimiento le muestro el ejemplo de no calificar/juzgar a las personas empezando por no calificarlo constantemente a él/ell@s viviremos en un mundo más tolerante, inclusivo y amoroso.
Te deseo el suficiente amor, empatía y humildad para mirar a tu hij@ en los ojos de cada niñ@.
View Comments (1)
Me encanta ....continua asi.....