YO TAMBIÉN TENÍA SUEÑOS

Por Cristina Aguirre

¿Alguna vez te has preguntado cómo llegaste a terminar siendo la que se despierta más temprano y se duerme atendiendo simplemente las necesidades de los hijos y el hogar? ¿Alguna vez sentiste que ese no era tu único lugar?

Desde chica aprendí a soñar; me gustaba imaginar que mi carrera sería un motor para llegar a ser una mujer exitosa. Me gustaba imaginar lo que podría ser; las conferencias que podría llegar a dar; se me educó para ser independiente; y se me enseñó a soñar y a soñar en grande.

El problema en estos casos es que cada día me vuelvo más dependiente de los horarios, rutinas y a veces siento ser la sombra de lo que antes era. No es queja, pero no deja de ser un sentir, amo lo que hago más sin embargo siempre hay en mi esa sensación de: “podría estar haciendo… podría estar ganando… podría haber hecho …”

Llegué a la conclusión de que probablemente me estanqué en un área de confort y no digo que esté cómodamente en el sofá de mi casa, tengo un trabajo que es accesible en cuanto a los niños y bueno que se diga de mis tardes, cuando de pronto te dicen, ¿y qué hiciste? Pues no hice nada. Pero sabes en tu interior que hiciste de todo, sin pausas, sin descansos y sin poder fallar a nada.

Qué difícil entrar en esta edad en la que sigues con ganas de sobresalir pero no sabes cómo. No encuentro mi lugar y en algunos momentos siento que se deteriora mi valía (hablando de los sueños guardados en el cajón). Encuentro difícil comenzar lo que dejé a medias hace tiempo y siento que mi experiencia ya no es de utilidad para el mundo exterior.

Sí. Orgullosamente soy madre… ¿Pero qué más?¿ No hay algo más para mí? Paso el tiempo imaginando lo que harán mis hijos, en qué se convertirán y me esmero por darles las herramientas para que hagan, lo que tal vez yo no logré hacer.

¿Dónde quedó esa mujer que quería desbaratar el mundo en una mordida? ¿Dónde quedó esa seguridad de emprender, de hacer por sí misma lo que antes hacía?

Hoy soy yo la que se encuentra en ese punto de quiebre en la que necesito dar un paso más para volver a descubrir lo que soy capaz de hacer por mi y para mí. Lo que quiero. Egoístamente hablando. Quiero pensar por algunos momentos exclusivamente en mis planes.

¿Cómo me veo en diez años? De pronto me di cuenta que solo pensé en los demás y que muchos de mis anhelos estaban casi enterrados en lo más profundo de mi ser. Aun así no dejan de brotar para reclamarme, ¿qué estás haciendo?

Probablemente la respuesta no esté en un trabajo en sí. ¿Qué me gusta? ¿Por qué deje de invertir tiempo en mi persona? En la apretada agenda ya no hay horas para una sola actividad que sea especialmente para “la señora de la casa”.

Tengo una amiga que toda la vida trabajó igual que yo y por deseo propio dejó su carrera exitosa para dedicarse al hogar. Cuando me comunicó su noticia la apoyé moralmente porque sabía lo que anhelaba: estar más tiempo en casa y con sus hijos (pero tengo que aceptar que sabía que le iba a durar poco el encanto) la casa es dura… la crianza es difícil y bien dicen “la casa envejece y nadie agradece” y si cambié el refrán disculpen pero es mi mala memoria.

Entonces esta mujer llena de talento y una pistola para el mundo de los negocios comenzó contenta hasta que de plano comenzó a cansarse así que optó por buscar cosas que realmente le apasionan. Comenzó a hacer deporte y no conforme siguió buscando alternativas para entretener su incansable cerebro; ahora comenzó a estudiar otro segmento de negocios y la veo feliz.

Como esta amiga, creo que jamás deberíamos dejar de hacer o luchar por lo que soñamos. Posponer nuestros proyectos por asuntos familiares es válido; pero enterrarlos jamás. Es como si durante este tiempo me estuviera aceptando a mí misma en fragmentos.

Mi motivación es mi familia. Sí. Pero sigo siendo yo. Y ese yo está desesperado por ser… por hacer… y desenterrar esa mujer que puede lo que se propone.

Hoy comienzo en esta labor de reunir esos fragmentos enterrados. Seguro que encuentro mi lugar si comienzo a dejar los miedos, las dudas a un lado. Necesito dejar de posponerme porque a fin de cuentas y al final del día, será conmigo mismo con quien tendré el último encuentro.

Hoy quiero y necesito creer más en mí, porque soy madre pero también un ser humano.

Cristina Aguirre

Soy licenciada en derecho, esposa y madre de tres hijos. Actualmente estoy laborando en una empresa familiar restaurantera, junto a mi esposo. Comencé a escribir como DESAHOGO en mis muy, muuuuy reducidos tiempos libres; escondida en la lavandería, mientras los niños dormían. Gracias por la oportunidad, en especial a todas aquellas mamás que me impulsaron a hacer esto.

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