Por Dona Wiseman
El proceso personal es un espiral. Llegamos al consultorio y a nuestro proceso porque hay un tema de vida que nos hace ruido y que deseamos revisar, analizar, contemplar, entender, y cambiar. Y así entramos al trabajo y al camino. Después de tiempo nos damos cuenta que hemos trabajado ese tema y varios más y que hemos tenido resultados relativamente satisfactorios; que hemos llegado a saber más sobre nosotras mismas, sobre la vida y sobre las personas que andan el camino con nosotras. Y de pronto sucede. Llegamos una día a nuestra cita consternadas porque ese primer tema, que pensábamos resuelto, ha resurgido y nos trae de cabeza de nuevo.
Si evocamos la figura de un espiral este fenómeno quedará un poco más claro. Entramos al camino personal por el punto del espiral que se encuentra en contacto con el exterior y vamos caminando hacia adentro, hacia el centro del espiral. En la primera fase del proceso caminamos por la vuelta exterior del espiral, tocando todos los puntos y temas que se encuentran allí. En algún momento y tiempo, he observado que tiende a ser cerca de un año, volvemos al punto de inicio, pero en la siguiente vuelta o nivel del espiral. Y ese punto corresponde a un tema de vida que se trabajó antes, pero que ahora se volverá a trabajar de una manera más profunda y con mayor conciencia. Y así nos vamos, trabajando vez tras vez los temas que nos aquejan de la vida, descubriéndonos más y más profundamente, hasta que algún día, después de mucho andar, nos encontramos en el centro del espiral. Allí nos damos cuenta que nuestros temas de vida son pocos pero profundos y que ya no se trata tanto de resolver, sino de aceptar y vivir.
Hace poco más de 2 años nació la revista NES. El primer tema sobre él que me/nos pidieron que escribiera fue: Yo también quiero cambiar el mundo. Ahora, esta edición impresa de la revista lleva como tema la esperanza, y de pronto me siento dentro del espiral de la vida y del trabajo y del proceso de NES como organismo vivo. ¿Cómo? Para que cambie el mundo tenemos que creer que puede cambiar.
Dice Wikipedia que la esperanza es un estado de ánimo optimista basado en la expectativa de resultados favorables relacionados a eventos o circunstancias de la propia vida o el mundo en su conjunto. Yo baso mi esperanza en lo que veo. El mundo ha cambiado. El hecho de que yo pase de nuevo por un tema de vida no significa que en ese tema no haya yo cambiado, significa que aún no se ha resuelto. Es cambio es un proceso, no el resultado del trabajo de una hada madrina que puede dictaminar exactamente lo que se necesita y crearlo con un efectivo swoosh de su varita mágica.
El cambio es estirar y aflojar, tolerar e intolerar, pelear y conciliar, diferir y estar de acuerdo, amar y temer, aceptar y rechazar, construir y deconstruir, destruir y soportar el vacío. Ahora que lo veo, se parece al arte. Y sí, yo sigo queriendo cambiar el mundo.