LA VERDAD SOBRE LOS BERRINCHES

Por Dennis Charles

Te confieso algo: mis hijas hacen berrinches, la más pequeña los hace de manera diaria; la mayor, de vez en cuando. Al principio me frustraba mucho; ahora, comprendo que simplemente actúan como niñas sanas y normales.

Los berrinches son descargas emocionales de los niños ante emociones aflictivas como el enojo, la frustración, la decepción, tristeza e incluso la alegría. Son mucho más comunes en los primeros tres años de vida, pero pueden seguir apareciendo a lo largo de la vida; ¡incluso hay adultos que aún hacen berrinches y gritan cuando están enojados!

Si la meta de nosotros los adultos es evitar que los niños hagan berrinches, estamos perdidos. Los berrinches son completamente normales, es la manera en que los niños expresan sus emociones. Conforme van creciendo, tienen más herramientas de expresar sus sentimientos. Pero esto es un proceso que van adquiriendo con el tiempo y son habilidades que se tienen que aprender, y como todo aprendizaje, necesitamos experimentar los berrinches y aprender de ellos.

Un niño que hace un berrinche no es un niño “mal portado, grosero, desadaptado o problemático”. Un niño que hace berrinches es porque no sabe qué hacer con su miedo o enojo. Si constantemente estamos atacando a nuestros hijos durante sus berrinches, lejos de ayudarlos, estaremos incrementando más el enojo en ellos.

Ayudar a los niños desarrollen habilidades de autorregulación y control de enojo no se logrará con castigos ni regaños. Los niños que sienten una conexión positiva con sus padres y que reciben un apoyo amoroso pero claro y firme, son mucho menos propensos a desbordarse en rabietas y enojos intensos.

Los niños que hacen berrinches, no lo hacen por ser niños “mal portados”; lo hacen porque carecen de las palabras y habilidades para expresar su enojo y frustración. No es manipulación; simplemente no saben como resolver una situación aflictiva. Los adultos, en lugar de responder negativamente, tenemos que responder amablemente; es difícil mantener la paciencia ante un berrinche, pero es lo más sano. Ante los berrinches, debemos mantenernos presente con nuestros hijos; es la manera en decirle que estamos con ellos en sus momentos difíciles y que los podemos ayudar. La manera en estar con ellos es decirles que los podemos escuchar y que sabemos que se sienten enojados por diversas situaciones.

Es importante intervenir para detener los comportamientos negativos; así como establecer límites de conducta aceptable. Un ejemplo sería “Veo que estas muy enojado que quisieras pegarle a tu hermano menor, ¿Te gustaría gritarle a tu osito e peluche o te gustaría brincar en el patio para calmarte?”.

Todos los niños sanos presentan sentimientos aflictivos que los pueden llevar a un berrinche. Debes recordar que debajo de un berrinche, hay una necesidad. Nosotros como padres, debemos esforzarnos en identificar estas necesidades y trabajar sobre ellas; primero tenemos nosotros que mantener la calma, de esta manera estaremos modelando habilidades de autorregulación. Una manera muy hermosa de calmar las rabietas es mediante un abrazo; los niños que se desbordan emocionalmente, necesitan contención; y un abrazo, es la mejor manera de contener y de decirle a nuestros hijos que los amamos y que estamos con ellos aún cuando se sientan mal y no puedan manejar sus emociones.

Dennis Charles

Mamá de dos niñas, psicóloga con Maestría en Aprendizaje y cognición y especializada en neuropsicología infantil, certificada en Discipline Positive Parent Educator y en Encouragment Consult.

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