Por Anagabriela De La Garza Moeller
Hoy quisiera hablar de mi experiencia con mis hijos y la comida. Tengo que aceptar que yo era de esas chavas que aseguran que sus hijos van a comer todo y que van a lograr que tengan una alimentación sana libre de conservadores y colorantes.
Quién iba a pensar que casi 4 años después iba a estar rogándole a un pequeño torbellino que se comiera mínimo un pan con Nutella. Pero es que para mi la maternidad ha sido descubrir que todo lo que tengas planeado, preparado o lo que te hayan platicado, no se compara con lo que es en realidad.
Con mi primer hijo yo era de esas mamás que andaba orgullosa por el mundo diciendo ¡MI HIJO COME DE TODO! Y es que ese pequeño cachetón disfrutaba de todo lo que le diera, comía huevo, aguacate, betabel, camote, camarones, chicharrón, birria y todo lo que yo le ofreciera, veía a mis amigas batallando porque sus hijos solo comían pizza y spaguetti y pensaba que les hacía falta ofrecerles comida diferente, más rica o que algo les fallaba, jamás me imaginé que al paso de los años yo sería esa mamá que no logra alimentar a su hijo más que con pastas y pizzas y obvio la birria, porque si por el fuera desayunaba, comía y cenaba su famosa birria.
Este es uno de los retos mas grandes que me he enfrentado hasta el momento, tiene 3 años, creo que vendrán peores jajaja. Pero me ha ayudado un poco el entender que el es otra persona, que tiene sus días buenos y malos, sus antojos y sus gustos, obviamente nunca he dejado de ofrecerle comida “nutritible” como le dice él, pero tengo esperanza de que sea una etapa y que tarde o temprano vuelva a probar esos alimentos que más pequeño gozaba.
En cuanto a mi bebé de un año puedo decir que MI HIJO COME DE TODO… jajaja y va de nuevo a ver cómo nos va cuando llegue a los terribles dos.