TOCANDO EL CORAZÓN DE LOS ALUMNOS

Por Dennis Charles

Existe un gran problema en la mayoría de las aulas escolares y es el de la indisciplina escolar. Cada día, los problemas de conducta incrementan llegando a ser una de las principales preocupaciones de los maestros. Las causas son muchas: padres separados, padres que trabajan todo el tiempo, la falta de límites en casa, la falta de atención, demasiada tele y uso de tablets, etc. Los maestros se enfrentan a estas causas y muchas de las veces se sienten desesperados por no saber que hacer con estos alumnos.

A pesar de que los modelos educativos se han ido adaptando a las necesidades e intereses de los estudiantes; cuando se trata de disciplina, se sigue utilizando el mismo método tradicional: castigos, expulsiones, sanciones, gritos, reportes, amenazas, etc… y el problema sigue existiendo precisamente porque esta metodología educativa tradicional no es eficiente y, lejos de mejorar la conducta, los alumnos se siguen desmotivando, lo que acrecienta más los problemas conductuales.

Tenemos que buscar otra manera distinta de dirigirnos a nuestros estudiantes; muchas veces creemos que son ellos los que deben generar el cambio, cuando es todo lo contrario. Los alumnos con problemas de conducta son los que más necesitan de apoyo y de conexión. Si seguimos atacando sólo la punta del iceberg (la mala conducta), no estaremos dando una solución a lo que el alumno realmente necesita. Tenemos que ir más allá y descifrar el código. El desaliento genera problemas de conducta y los castigos generan más desaliento. Entonces, ¿qué se puede hacer?

La clave aquí es CONECTAR con estos alumnos; es difícil sentir la motivación de conectar con aquellos alumnos que nos sacan de nuestras casillas; pero es lo que realmente ellos necesitan: una conexión. Es mucho más efectivo sentarnos con los alumnos “problema” y junto con ellos buscar soluciones aceptables para todos ante al problemática. El involúcralos los hace sentir tomados en cuenta, y el desaliento poco a poco se eliminará. Es importante que, ante una situación problemática, los maestros dejen de asumir las causas, los pensamientos y sentimientos de los alumnos. Es mucho mejor el permitirles y darles la oportunidad de que ellos expresen sus ideas y emociones y a partir de ahí, buscar soluciones.

Se ha comprobado que los alumnos mejoran notablemente su conducta cuando tienen maestros interesados en sus problemas y que se toman el tiempo suficiente para escucharlos. Debemos aprender a tocar el corazón de nuestros alumnos para motivarlos y hacerlos sentir importantes; no debemos de tener miedo por involucrarnos de más, debemos recordar que trabajamos con niños y todo lo que nosotros hagamos en ellos, contribuirá de forma significativa en su vida.

Dennis Charles

Mamá de dos niñas, psicóloga con Maestría en Aprendizaje y cognición y especializada en neuropsicología infantil, certificada en Discipline Positive Parent Educator y en Encouragment Consult.

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