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LACTANCIA PARA TODOS

Por Clara Zapata Tarrés

Acaba de pasar el 21 de marzo que es el día en que se celebra a las personas con trisomía 21 o síndrome de down. Es una celebración porque recordamos cada año que todos tenemos dignidad y que todos podemos aprender unos de otros. Esta vez estoy muy emocionada porque Leo es un ser maravilloso. El es paciente, tiene una mirada llena de amor que han logrado cultivarle sus papás, pero también su hermano Adrián. Ana, su mamá, es mi compañera Líder de la Liga de La Leche y ha sido un ejemplo para todas las familias que la conocemos al abrir el corazón y amar sin condiciones. Esta vez, pues, les comparto este bello testimonio que nos hará reflexionar, romper estigmas que muchas veces cargamos con nosotros y en definitiva, valorar la libertad y la vida. Amamantar en libertad es Leo con su mamá, conectados, sensibles, con una empatía del alma. Sin más preámbulo, aquí, Leo al Natural, por Ana Román Loyola…

¿Cómo sería tener un hijo con síndrome de Down? ¿Y si tuviera un hijo así?…. ¡Qué miedo! ¡Enfrentar a una sociedad, el qué dirán¡ ¿Sentirán lástima por él? ¡Tantas historias y mitos que he escuchado de estos seres humanos tan llamativos! ¿Por qué tendrán una sonrisa única y tan llena de amor? ¡Bueno, pues si algún día lo tengo, así tendrá que ser!

14 años después de este monólogo en mi mente llega a mi vida Leonardo con trisomía 21, llamada síndrome de Down. Curiosamente no fue una sorpresa para mí, no sé si estaba preparada… !Creo que sí!… De algún modo lo traje a mi mente y creo que la magia divina empezó a transformar mi vida antes de la llegada de este ser tan especial al que llamamos Leo.

Desde el embarazo un cambio de vida casi radical fue transformándome física, mental y emocionalmente: una dieta vegetariana, medicina natural, yoga y meditación. Definitivamente este estilo de vida me preparo para recibir a Leo. Estas prácticas me enseñaron mucho, entre otras cosas, a respirar!! Y respirando te mantienes vivo pase lo que pase.

El poder de la Meditación

Con mi mente en calma y respiraciones profundas le hablaba todos los días a mi bebé en gestación diciéndole: ¡Tú eres conciencia de amor suprema! Eres un niño de amor…vendrás a un mundo donde se carece de él, pero tú lo darás infinitamente.

Diciendo esto todos los días de mi embarazo no fue sorpresa cuando después de dar a luz se acercaron a mí con mucha cautela para decirme la gran sospecha: “Tu bebé tiene signos de ser un niño con síndrome de Down”. Así tenía que ser!!  Yo lo pedí y llega en este “frasquito tan delicado”. Lo único que pude decir fue: “Hijo mío, ¡Bienvenido al planeta tierra!”.

El parto

Semana 36, los doctores dicen que tiene que nacer por medio de cesárea, no puede estar más tiempo dentro, queda poco líquido amniótico y la placenta se ha calcificado. Y me dije: ¿Otra prueba más del cosmos? Entré en comunicación con mi bebé y le expliqué lo que estaba pasando y le pregunté: ¿Ya quieres nacer? ¡Pues adelante! Empújate y ya vamos a conocernos.

¡Y la magia se realizó! Leo se empujó y se empujó, tanto que sentí el dolor en mis costillas. Hablé con mi cuerpo para que dilatara, y fueron llegando las contracciones. La compañía de mi esposo, mi dula y la de las dos doctoras humanistas que tenía a mi lado, hacían que no fuera tan doloroso y que estuviera tranquila y en paz, llega la hora del  parto ¡Qué experiencia tan única! Y LEO LLEGA TAN  NATURALMENTE… Sin anestesia y sin químicos farmacéuticos. Nació con respeto y con la armonía de todos los presentes, fue un parto de luz y de amor.

Leo nació con un soplo en el corazón, y se le tenía que realizar cuanto antes sus respectivos estudios. Aquí es donde entra la angustia, son horas en el hospital esperando resultados, pero al final todo salió bien y los mejores momentos empezaron al regresar a casa con un nuevo integrante en la familia.

La lactancia

La leche materna… Amamantar hizo un acercamiento profundo entre Leo y yo…al observarlo descubrí que estaba ¡perfecto¡, que era un niño sano, hermoso y que entendía todo lo que le decía, me escuchaba con atención y sólo eran sus primeros días, este enamoramiento que se da con tanta facilidad cuando amamantas me ayudo a ver a este niño especial como mi HIJO, no como un discapacitado, no como un Síndrome de Down, si no como MI HIJO.

Dicen que la lactancia es más complicada que el parto. En mi caso sí lo fue. Por el soplo en el corazón, la pediatra me recomendó darle leche de formula por un mes, pero esto me causaría baja producción y complicaciones para dejarle de dar solo el mes de esta leche artificial. Fueron batallas conmigo misma para poder amamantar a mi niño y alimentarlo sólo con leche materna. Pero fue posible gracias a todas las mamas de Nacer y Crecer, de toda la información y apoyo incondicional de mi Dula Eli, de Poly y el desfilar de mamas hermosas luchando por una crianza de AMOR. A ellas les agradezco infinitamente, porque vi, aprendí y experimenté que el amamantar es un acto de Amor y servicio incondicional y este te lleva por viajes insospechados con tu hijo siempre en brazos. Nacer y Crecer no es solo una institución de enseñanza para el parto y lactancia, para mí ha sido un lugar de recogimiento, de respaldo, de amor con sabiduría… de OXITOXINA PURA!

Al principio decía que solo un año le daría pecho, pero tanta información, tanta luz y vida que hay sobre la leche materna, que recorrí la fecha de lactancia a 2 años… Pero la información con las ventajas de la leche materna no paran y ya no es sólo la información sino, vivir la experiencia y descubrir en carne propia con la salud latente de Leo. Son tan pocas las veces que ha enfermado, para ser exacta 2 por año, y cuando pasa, le enfermedad se retira velozmente. Las bendiciones de la leche las he visto en estos 3 años de amamantar a mi niño.

Más de 3 años, no ha sido fácil, y no tanto por las innumerables críticas que recibo por dar pecho a un niño tan grande, la lucha siempre es con una misma y en este tiempo he tenido crisis, y reconozco que muchas veces me cansé y quería tirar la toalla, pero siempre salen al rescate las amigas que también amamantan. Es como un ejército de mujeres que siempre estamos al servicio de las demás.

Una etiqueta: síndrome de Down

Después del parto siguió darles la noticia a la familia y amigos. Pronunciar la palabra tan temida y desconocida por esta sociedad: síndrome de Down. Poco a poco fuimos comunicándoles que teníamos un niño especial. Pero ahora pienso que todos los niños en el mundo son especiales, la etiqueta se la ponemos los adultos.

Tener un hijo diagnosticado con Síndrome de Down es tener multitud de etiquetas con enfermedades, padecimientos y demás. Recomendaciones de los “expertos” en hacerles cada año  una numerosa lista de estudios clínicos: de leucemia, del corazón, de tiroides, de oídos, de riñones, de ojos y no sé cuántos más…

Abrí mi intuición de madre y cerrar las puertas a todas las enfermedades y miedos construidos por los médicos de bata blanca. Y darle el SI a la salud, SI la leche materna y SI a la libre demanda. Dejé entrar a nuestras vidas las buenas propuestas, realizadas con respeto y amor para la ayuda del crecimiento de Leo. No forzar nada, aprendí con este niño que no hay competencias, por lo tanto no hay tiempos establecidos.

En armonía con la madre tierra

Mi esposo y yo tomamos la decisión de entregar nuestra salud a los buenos hábitos alimenticios y respetar las leyes naturales cuidando nuestros cuerpos y el de Leo en armonía con la Madre Tierra. No le damos medicamentos alópatas, no dulces, ni harinas refinadas y nos esforzamos por no darle tantos alimentos procesados. Hemos visto que esta es la mejor medicina… La preventiva aplicada.

A Leo lo dejamos de llevar al pediatra desde los 6 meses, es un niño muy sano y fuerte, su inteligencia es maravillosa! No la puedo expresar porque no podría compararla ni medirla.

Tiene 3 años 5 meses y solo dice mamá, papá, bu (su perro) popoto (totopo) y de vez en cuando monosílabos que expresa cuando quiere más, agua o a su tía Lulú. Pero el hecho de que no hable, no lo hace menos inteligente. Para mí lo hace más interesante ya que tiene infinidad de expresiones en su rostro el cual no te deja duda de su lenguaje gestual. El ve las intenciones de las personas, y esto creo que pocos humanos en el mundo lo pueden ver.

La crianza

Recuerdo que Poly en una ocasión nos dijo a las mamás del club de lactancia: Mamás no vayan contra la naturaleza porque luego se revierte. Y es verdad y totalmente lógico. Observando la naturaleza es como el ser humano ha aprendido y evolucionado, las mejores cosas que la humanidad ha hecho ha sido respetando toda ley en el cosmos. Y si en el cosmos todo es irrepetible y original ¿Por qué pretender tener un hijo como los demás? ¿Educarlo para ser “normal”? ¿Y qué es ser normal? o ¿Quién dicta que es ser normal?

Leo nos enseña cómo romper los esquemas, como traducir su lenguaje sin palabras y que la ciencia médica y los llamados “expertos” en el tema Down no tienen idea de lo que están hablando o al menos sólo conocen una mínima parte y esa parte casi siempre la conectan a lo negativo.

Leo ha sido un niño amamantado, cargado con rebozo, sin carriola, con pañales de tela, durmiendo en colecho (cama con papas), sin médicos ni fármacos, sin terapias forzadas y con una dieta sana y vegetariana. Una Crianza de apego y amor. Desde mi panza y hasta ahora siempre le hablo, le hablo con respeto y con la verdad.

Muchas veces en la calle o en las tiendas la gente se me quedaba viendo extrañada cuando le explicaba a Leo lo que estábamos viendo o comprando, yo creo que pensaban: ¿Por qué le habla a un bebé?               

Una hermosa historia

Solo tuvo una terapeuta, Bety, a la que le agradezco sus consejos y enseñanzas. Ella siempre lo trató con respeto y  amor,  vió  las ventajas de la lactancia y la buena alimentación, creyó en la Crianza con apego porque Leo le demostraba en cada terapia lo que era capaz de hacer.

En la última terapia, Bety me dio varias indicaciones y consejos, pero de repente se quedó callada y me dijo: Te estoy diciendo lo que hacen con los niños Down, pero Leo ha quebrado todos los esquemas que sabía hasta ahora, tú haz lo que vienes haciendo hasta ahora

Acudí a varias instituciones “expertas” en el tema Down, famosas o no, al final todas son iguales, los médicos o psicólogos creyendo que lo saben todo, juzgando la lactancia y el modo de crianza y sin escuchar la versión de la madre que habla de un hijo sano, con una buena dentadura, con una atención muy particular por aprender y resolver problemas solo, y si hablo de la dieta vegetariana, pues como si hablara con la pared. No hay ningún interés de conocer otra versión de un niño Down.

Me he retirado de los ambientes donde habitan los niños Down, no porque las mamás me vean como la loca y negligente que no lo lleva al médico, sino porque veo con tristeza que en muchos casos que las madres siguen sin aceptar a sus hijos, que los alimentan de lo peor sin conciencia y los más triste que siempre los ven como enfermos. En el naturismo, creemos que las personas que tienen problemas de la tiroides, es porque esta glándula es la que recibe el afecto y el amor. Así que es muy congruente que los niños con este síndrome que no son aceptados por sus padres se enfermen tanto de la tiroides. Y si comen mal, productos chatarra, animales con hormonas y químicos, refrescos etc., pues si son tan sensibles deberíamos ver lógico que la mala comida les impacte lo triple.

Por eso decidí que Leo tiene que estar en ambientes sanos, con niños criados con amor tengan o no tengan síndrome de Down, esto ya sería volver a etiquetar, y a estas alturas creo que si todos nos hiciéramos una prueba de sangre llamada careotipo, ¡quién sabe cómo saldríamos!

Leo está lleno de sorpresas como todos los niños, y eso es lo bonito de ser madre, ver cada día los esfuerzos de tu hijo por aprender, por alcanzar.  Cada día que paso con él es un regalo, y recuerdo las palabras de mi querida Dula Eli en mi parto: ¡Puja, puja Ana que ya viene tu regalo!

A Leonardo le digo; no espero ni quiero que seas como los demás, eres lo que eres y así te amo y te respeto. Gracias por venir a mi vida. Ahora febrero del 2013 me enteró que estoy embarazada, tendremos más compañía y ya sé lo que es tener un hijo con síndrome de Down, y no hay miedos respecto a esto, ¿y si viniera otro igual? ¡¡¡Será otra hermosa historia!!!!


Hoy, 2019, Leo tiene un hermano muy hermoso, sonriente y cariñoso. Se llama Adrián… Gracias Ana por compartirnos tu historia…

Clara Zapata: Soy Clara, etnóloga chilena-mexicana. Tengo maestría en Ciencias Sociales y estudios de doctorado en Sustentabilidad. Tengo dos hermosas hijas, Rebeca y María José, con Joel, mi regiomontano amado. La libertad y la justicia son mi motor. Creo plenamente en que la maternidad a través de la lactancia puede crear un mundo más pacífico y equitativo y por eso acompaño a familias que han decidido amamantar. Amo la escritura, la cultura y la educación.
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