Por Ivonne Orozco
Todos recordamos, ya sea porque la leímos o la vimos, la novela más importante de la escritora Laura Esquivel, los sentimientos y emociones en la cocina.
El amor, el deseo, la ternura incluso el enojo se refleja en nuestra manera de cocinar.
Cocinar aparte de ser ese vínculo con la supervivencia, es aquello que nos hace sensorialmnete disfrutar el gran placer de sentarnos a la mesa.
Esperanza, la sobrina de Tita, ponía en su cabeza las cáscaras de la cebolla para que sus ojos no soltaran las lágrimas producidas por la cebolla. ¿O por qué esa cebolla sabía que había que limpiar algo profundo de tu corazón?
La cocina es tan mágica que sabe lo que necesitas. Tita cocina Codornices en Pétalos de Rosa y a través de este proceso de alquimia trasmite a su amado Pedro Muzquiz el deseo y la pasión que invadía todo su ser.
Es algo tan claro como el agua que bebemos, si tienes calor gustarás de una agua frutal helada para saciar tu sed y alguno que otro sentimiento por ahí atrapado.
La sensación de llevarte a la boca los sentimientos contenidos. Los pasteles, las salsas… ¡a su madre! ¡Parece que comiste gallo!
“Mami, qué rica te quedó la sopita” dicen los niños
“Mi amor, después de esta cena te amo más”, dicen los maridos agradecidos y de buen diente.
El pastel de bodas que hizo Tita, los chiles en nogada reflejaban en sus comensales sentimientos contenidos, mismos que llevaron a algunos a llorar amargamente y a otros a saciar sus pasiones más escondidas. Esa es la cocina, ese el amor reflejado en unos de los actos de bondad menos apreciados, porque cuando cocinas con amor te das y llevas a cabo un sentimiento que se transmuta y que trasmite. De ahí la importancia de cocinar con amor.
De la entrega, de lo que dicen los sentimientos a través de los alimentos. Ahora que “Cocinar en los tiempos del cólera” cuesta tanto, donde las nuevas generaciones, muchos niños no sabrán la esencia de la madre amorosa que siempre compró comida para llevar, que transmitió su amor a través de la comida en envases de plástico. Los aromas y olores que nacen en las ollas perfuman el hogar de ese llamado al son de “la mesa ya está puesta!” o “la comida está lista”.
Los maridos podrán olvidar incluso unos senos voluptuosos, una cara bonita.pero jamás olvidan el gran don de la cocina , podrán haber 10 mujeres hermosas pero quizá sólo una lo hará evocar incluso en la vejez esos sabores que lo llevaron a través del tiempo.
El choque de las copas al calor de una cena romántica, las evocaciones maternales, los colores, las sensaciones.
El ombligo es el vínculo de alimentación primera y queda perpetuo en nuestro cuerpo como un recordatorio de el primer alimento amoroso tanto en hombres como en mujeres, todo cambia en el cuerpo menos el ombligo, el nexo al cordón umbilical que nos alimentó
Si estás triste: cocina.
Si estás enojado: cocina.
Si estás enamorada: cocina.
Si quieres trasmitir: cocina.
Cocinoterapia.
¿Qué te falta para tomar el sartén?