Por Daniela Monarez
En definitiva es lo más loco que he hecho. Mudarme por un año completamente sola a otra ciudad para estudiar cardiología.
Así es, a mis 32 años no dejo de ser una estudiante.
Entrar a las 6 de la mañana sin hora de salida ni de comida, extrañando a mi hija y sin un peso en la bolsa. Eso en definitiva es lo más loco que he hecho.
Sin embargo, llego al hospital y soy feliz y plena de hacer lo que quiero y me gusta. Incluso me siento afortunada de desenvolverme en el ambiente que he elegido.
Sí, sigo siendo madre a pesar de no tener a mi hija conmigo. Quiero regalarle el ejemplo del “no conformismo”, que crezca sabiendo que siempre se debe seguir remando. Me duele cada día que no estoy con ella, sin embargo estoy convencida de lo inmenso de nuestro amor y que no obstante la distancia, siempre estamos juntas.
No sé si los sueños de todos cuestan, la factura del mío ha sido grande, he invertido tiempo, esfuerzo y ahora también dinero. Pero aquí estoy entregándome a mi sueño en cuerpo y alma, dando todo una vez más, un año más.
Lo más cuerdo hubiera sido quedarme y pensar el resto de mi vida en el qué hubiera pasado, sin embargo elegí apostar “all in”, y todavía tengo las cartas en mi mano, el juego sigue vivo.
Estoy segura que valdrá la pena, estoy comprometida a entregar todo, a no rendirme. Un año más siendo estudiante de medicina, después de esto, no sé qué vaya a pasar. Bienvenidas a un año más de aventura.