Por Clara Zapata Tarrés/ Liga de La Leche A.C.
El 1 de mayo es el día del trabajo… Y a veces no nos preguntamos sobre su significado. Hoy las mujeres trabajadoras reivindican muchos derechos y hay muchas preguntas pendientes. Las madres que amamantan y trabajan continúan teniendo muchos retos. Con el apoyo de la sociedad y de todos los interesados en tener niñas y niños saludables, tenemos aún la esperanza de que el significado de este día cobre la relevancia que le corresponde.
Les presento una de las historias que vive Pamela…
El día que me enteré de que estaba embarazada me encontraba en la oficina y al sentir mucho sueño decidí hacerme la prueba de embarazo para poder liberar mi mente. Fui a la farmacia, pedí la prueba más económica que tuvieran y un litro de agua. Regresé a mi trabajo en el baño me llevé la mejor sorpresa de mi vida, resultado positivo…. corrí de nuevo a la farmacia, pero ahora para pedirle a la señorita la mejor prueba que tuviera y otro litro de agua, con risas me la vendió y volví a mi trabajo para volver a recibir el mismo resultado. Me gusta recordar esta anécdota y comienzo escribiendo sobre ella porque sé que muchas, como yo, pasan la mayor parte de su día en la oficina.
Soy madre primeriza y fui siguiendo distintas cuentas en redes sociales donde fui conociendo los beneficios que tiene la leche materna, por lo que mi objetivo era intentar darle lo más que pudiera a mi bebé. El día del parto fue una verdadera adrenalina, fue una cirugía de urgencia por lo que al llegar al cuarto debo confesar que, si en ese momento mi pediatra no hubiera sido tajante en que diera pecho, yo por la situación seguramente no me hubiera esforzado en darle a mi bebé de comer. Sin embargo, me ayudaron, ahí mismo en el hospital me enseñaron y el doctor pidió que no le dieran fórmula por nada del mundo (siempre busquen un pediatra prolactancia).
Mi tiempo de regresar al trabajo llegaba, al principio me planteé esforzarme mes con mes, que mis metas fueran a corto plazo, fue entonces que busqué la Liga de la Lactancia en Saltillo, para poder aprender el cómo iniciar mi banco de leche.
Encontré en el grupo un gran apoyo, mamás con diferentes dudas, pero sobre todo he encontrado la motivación para seguir adelante. No diré que todo es color de rosa, hacer el banco de leche cuesta y cuesta mucho, es necesario programarse, esforzarse, ser paciente y muy cuidadosa, sin embargo, cuando estas lejos de tu bebé, sientes una tranquilidad y en cierta forma conexión, al saber que está comiendo y nutriéndose de ti, a pesar de la distancia.
Me equipé con mi sacaleches eléctrico, bolsitas para congelar y biberones, mi esposo (mega fan y defensor de la lactancia) me compró un mini refrigerador que se puede conectar a la corriente de luz o carro, esto sirve mucho para cuando tienes vueltas y traes la leche contigo o por ejemplo en la noche si hace calor y te realizas extracciones, ya no tienes que bajar al refri a cada rato o si en tu trabajo no tienes refrigerador también podría funcionarte.
Un dato importante es que a pesar de que tiene 3 meses sigue con biberón para bebé de 0 meses, esto no lo he cambiado porque así se acostumbra a succionar, y es algo que me ha funcionado pues no ha tenido problemas en tomar del pecho y biberón en el día.
Desde el inicio y hasta hoy, no he sido capaz de llenar los botecitos, la verdad es que no logro más de 4 onzas entre los dos lados. Sin embargo, de poquito a poquito ya se junta la cantidad necesaria. Yo afortunadamente tengo una oficina privada por lo que sólo tengo que encerrarme y hacer las extracciones, sin embargo, hay veces que por juntas o pendientes no soy tan constante como quisiera.
Al regresar a trabajar mi segundo reto fue que iba a tener que viajar dos días a Cd de México, como comprenderán me partía el corazón dejarla y más el cómo alimentarla. Al no tener una gran reserva de leche me daba mucha tristeza tener que tirar mi leche estando lejos (pensaba que era muy difícil el lograr conservarla) fue entonces que pregunté en el grupo de LLL Saltillo si podían asesorarme y de nuevo recibí no sólo información si no el impulso que necesitaba para animarme a guardarla.
Me preparé con una hielera donde mi esposo guardaba sus cervezas jaja, compré un extractor manual (por si se retrasaba el vuelo o me atoraba en el tráfico etc.), y lo mejor, un esterilizador desechable. Son bolsitas que llenas de agua, insertas tus aparatos y lo cierras, ¡lo metes al microondas y listo!, se me hizo muy práctico. Al llegar casi me quise morir porque se me olvidaron los botecitos que se usan para almacenar la leche, pero lo bueno es que llevaba las bolsas para congelarla, entonces las usé directas y con eso pude guardarla sin problemas.
En el lugar donde estuve con las conferencias me ayudaron a refrigerar la leche y ya por la noche en el hotel junté todas las bolsitas en una bolsa y me ayudaron a dejarlas en el congelador, para por la mañana meterlas a la hielera y regresar a mi casa. En el hotel y el lugar de las conferencias debo admitir que se portaron muy buena onda y fueron de gran apoyo en darme un lugar privado para poder extraer de manera más cómoda.
Ya en el aeropuerto al dejar mi maleta me comentó el joven de la recepción que no me iban a dejar subir con mi hielera, entré en pánico. Me preguntó que, si la quería documentar y me negué, me comentó que iba a esperar 20 minutos y si no regresaba ya subía las maletas (hasta eso fue buena onda, pero más buena onda hubiera sido que supiera que es normal llevar leche materna como equipaje de mano).
Ya en la banda me detuvo el policía y me dijo que no podía subir al avión con mi hielera, todos obviamente viéndome con cara de porqué la detuvieron, yo tratando de explicarle al señor que era leche materna y que no tenía porque negarme el derecho a llevarla conmigo. Al final después de dos o cuatro minutos (que se hacen eternos con la vergüenza) le habló al supervisor, si yo no hubiera estado informada perfectamente hubiera dejado mi leche pensando que no se podía transportar…
Al llegar el supervisor le dije que cómo era posible que en pleno aeropuerto de la Cd. De México no supieran que es perfectamente legal y sobre todo un derecho, el transportar la leche materna libremente. El supervisor tampoco sabía, se llevó mi hielera e hizo una llamada, regresaron y me pidieron disculpas, sólo revisaron con una cinta que la hielera no tuviera residuos de droga y me dejaron ir.
Cuando iban a abrir mi hielera el supervisor me comentó “no crea que quiero leche para mi café, sólo es para ver que no tenga residuos de droga”, no sé si su objetivo era hacerme reír, pero la verdad no me causo gracia y se me hizo de mal gusto su comentario….
Hoy puedo decir que la hora que dan de lactancia en el trabajo no es nada, para tener éxito por lo menos deberíamos de ser capaces de extraernos cada 2 o 3 horas, deberíamos de tener un espacio en la oficina o por lo menos conectores en el baño (increíble que en algunos no haya), las aerolíneas deberían de capacitar a sus empleados sobre nuestro derecho y sólo aplicar en automático los protocolos de seguridad sin hacernos pasar un mal rato.
A ti que me lees, no te des por vencida, plantéate meta de un mes a la vez, infórmate y sobre todo informa a los que te rodean, es la única forma de recibir empatía y sobre todo apoyo. ¡Suerte y gracias por leerme!
Pamela Ramos