EL ARCA

Por Dona Wiseman

Llegué y prendí la computadora.  Justo antes había encendido la televisión.  Estaba la película Noé (con un buen reparto) y justo pasaba una escena donde se veía el campamento donde Noé construía su legendario arca.  En torno al lugar había total destrucción. Un bosque devastado en parte, gran parte, para aportar los materiales necesarios para seguir las instrucciones del Señor.  La película continúa, sin que yo ponga mucha atención (porque estoy contemplando para dónde me llevará esta imagen) y pronto sigue una escena de conflicto entre Noé, quien protege animales dentro de la gran estructura, y un ejército de personas, quienes quieren a esos animales para alimentarse.  En el campamento de Noé hay unos seres, bestias que parecen árboles enormes vivientes, que están encadenados a los restos de los árboles caídos, los talados para la construcción.  ¿Esclavos?  Noé y su esposa discuten sobre lo que serían capaces de hacer para proteger a sus hijos, incluso matar, dicen.  Noé le dice a su esposa que se equivocaron al pensarse mejor que otros hombres, que otras personas.  La esposa enseguida habla con un viejito a quien visita en el bosque y a quien le dice “abuelo”.  Él también cuestiona lo que es “bueno” y “malo”, y quién tendrá derecho a ser feliz o no.  

Parecería que para ser feliz tendríamos que ser buenos, según lo que escucho.  Pero ¿qué significa eso?  ¿Significa hacer lo que el Dios de Abraham ordena?  ¿O quizás seguir los pasos de Jesús de Nazareth? ¿La filosofía de Buda nos hará buenos seres humanos? ¿O tal vez tendrá que ver con el conocimiento de la ciencia? Si nombro y honro las 200 especies que dicen que se extinguen a diario, y escojo a una que aún no desaparece para proteger, ¿me sentiré realizada?  ¿Llorar por la Catedral de Notre Dame y colaborar a su reconstrucción, ayudar a las brigadas que apagan incendios forestales, hacer campañas a favor de la defensa de los animales…?  Me queda claro que cada uno de nosotros consideramos haber encontrado respuestas a la pregunta de cómo ser personas buenas y cómo llegar a ser felices.  Hoy escuché que alguien decía “estome preocupa”.  Lo dijo una amiga y compañera que está en un momento de vida en que le toca justo buscar los temas que le son propios.  Está buscando identificar lo que le resuena, lo que la mueve, lo que le importa.  Es un proceso tremendo.  Ningún individuo puede resonar con todo.  Solo podemos irnos educando, sabiendo cada vez más sobre cómo vivir mejor en el mundo y nuestro entorno.  Poco a poco conocemos y decidimos.  Productos animales, reciclaje, ahorro de agua, plantar árboles, producir menos basura, no encender fogatas…  Creo que aún más importante es crecer lo suficiente para soltar la necesidad de declarar a gritos que lo que me importa a mí es más importante que lo que les importa a los demás.  Creo que es hora de dejar de contemplarme yo por encima de los demás, de declarar que mi arca es la solución.

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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