Apuntes sobre los 52 días antes y después de Dona Wiseman

Por Clara F. Zapata Tarrés

Ayer fue mi cumpleaños… Y después de haber releído el texto de mi querida e inspiradora y risueña Dona, https://www.nes-mag.com/2019/05/27/52-dias-antes-y-despues/ me propuse hacer el ejercicio sobre los 52 días anteriores y posteriores a mi aniversario. Y porque leemos y leemos quizás y a veces no hacemos consciencia de la importancia de reflexionar por lo menos, una vez por año, sobre los acontecimientos que suceden alrededor de nuestro nacimiento…

Cumplí 44. Cuarenta y cuatro años. Ya me suena a madurez, sabiduría, experiencia y a veces pienso que tal vez tendría que ser más así… Mi cuerpo es de 44 por dentro y quizás por fuera también… Mi mente es como de 20 y quizás también a varias nos pasa… Recuerdo que a mi mamá le preocupaban las arrugas y las canas siempre; a mí no muchas líneas de experiencia se me han marcado (eso creo) y estoy aceptando mis bellas canas porque los tintes me arruinan el pelo… Me siento bien emocionalmente aunque sí quisiera tener la energía física de los veinte años, la neta…

Y así, retrocedo 52 días, que me dan el 17 de abril, cuando se inauguraban las vacaciones de semana santa en México. El 17 de abril cumple años una de mis más antiguas amigas de la infancia. Y curiosamente, ese día comienza un viaje a la Ciudad de México, que siempre me trae vivencias intensas, espirituales y bastante agradables, que me dejan pensando, pues… Esos momentos me ponen consciente, me ayudan a evaluar, tomar decisiones, reflexionar…

¿Qué hice? Una comida con mis amigos donde reí como loca, platiqué mucho con mi mamá, observé a mi papá y lo abracé (me dijo te quiero en mi cumpleaños, lo que rara vez hace). Hice un viaje sola con mis hijas a la casa de mis amigas en las afueras de la CDMX, recolectamos huevos de pascua, tomamos Aperol Splitz y hablamos mucho, como cuando éramos adolescentes, con sinceridad, apapacho y muchísimo amor. En la preparatoria nos autonombramos “magnolias de acero” (como la película) y de ahí en adelante hemos multiplicado el cariño. Conocí a la nueva pareja de mi amiga Daf, platiqué con los esposos sobre quesos franceses hechos en México… me comí los quesos deliciosos. Tomamos vino chileno hasta pintar la lengua morada… Encontré dos escorpiones en la casa de mis padres y descubrí que también tienen sus profundos significados… Me enamoré más de Joel porque vi más las cosas por las que lo elegí como mi compañero de vida y además redescubrí que el desorden en el que me metí para encontrarlo valió mil veces la pena…

Fui a Tepito a escuchar voces y letras de barrio y busqué si había algún recuerdo de la reina del albur que murió hace muy poco y sorprendida ví que no había nada… Saludé a muchos niños que se mojaban en cada una de las vecindades por la semana santa y olí mota en cada esquina… Nutrí mi necesidad de ver al Otro para poder mirarme a mí misma y relativizarme para cultivar la tolerancia y comprender mejor el mundo. Y de regreso descubrí que disfruto la soledad y que el mundo y la realidad no siempre es como la deseo, igualitaria e incluyente, que existe mucho por hacer…

Lo que me enseña todo esto es que siempre, siempre, la libertad impera como una meta mía, particular y muy íntima. Confirmo, afirmo que la libertad es mi camino.

¿Qué sigue? Los 52 días adelante, el futuro cercano en que necesito mirarme. Creo que tengo todo lo que he soñado materialmente. Y de pronto, unos días antes de mi cumpleaños, se me aparece Deepak Chopra, que ayuda a meditar y a resurgir desde adentro. Chopra se ve mamón con sus lentes con diamantes y sus muebles kitsch, pero, sin duda, todo lo que dice y practica, es la neta: tener un tiempo propio, bajar la velocidad, ser consciente y saber parar para escuchar la propia respiración para priorizar y definir los propios caminos. Y algo que todos los días se me queda grabado y que dice este sabio es que la mente nunca está en paz, que la actividad natural de la mente es la turbulencia y que los que salen con su optimismo constante y sonante, en general, mienten…

Todo lo que está alrededor puede ser perfecto. Sin embargo, es necesario trabajar el interior, el corazón, la salud y la intimidad para poder encontrar un espacio cómodo y alegre en este mundo.

Esta es mi tarea a partir de mis 44 y quizás de ahora en adelante…

¿Y tú, ya encontraste la tuya?

Clara Zapata

Soy Clara, etnóloga chilena-mexicana. Tengo dos hermosas hijas, Rebeca y María José, con Joel, mi regiomontano amado. La libertad y la justicia son mi motor. Creo plenamente en que la maternidad a través de la lactancia puede crear un mundo más pacífico y equitativo y por eso acompaño a familias que han decidido amamantar. Amo la escritura, la cultura y la educación.

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