Por Lorena Salas
Cuando sientas que no puedes más, que quisieras desaparecer y no saber más del mundo, sólo respira y vuelve a ver todo como veías cuando eras un niño, en donde te asombrabas cada segundo por cada cosa nueva que descubrías, donde no había preocupaciones ni prisas ni sentimientos complejos.
A veces la vida nos confronta de muchas formas y es ahí donde la nube negra sobre nosotros no parece irse nunca, tal vez sea nuestra propia sombra, esa sombra que nos recuerda que también debemos abrazarla y entenderla, y es precisamente en los días más obscuros cuando descubrimos que podemos recordar, sentir, llorar, gritar, ¡hazlo! Así sean muchas las veces que lo hayas repetido, es necesario sacar todas las emociones, nombrarlas y honrarlas para sacarlas de nuestro sistema.
¿Cuántas veces has querido cumplir una meta, concretar un proyecto o conseguir algo y no has podido? Los grandes genios de nuestra historia pasaron por miles de pruebas y fracasos para conseguir lo que hicieron, y todos en algún momento de sus vidas también pensaron en rendirse, en tirar la toalla y tirar todo por la borda, sin embargo, en sus momentos más cruciales algo en ellos los impulsó a seguir, a no darse por vencidos, ¿qué fue? Tal vez el propio hecho de que les dijeran que no podían o tal vez una luz dentro de ellos les volvía a recordar que debían seguir intentándolo.
Encontrar la motivación para seguir es quizá la parte más crucial cuando queremos desistir en algo, en mi caso sólo vuelvo a observar como observan mis hijos la vida y me recuerdan que yo también fui como ellos, con su inocencia y su capacidad de asombro y de tomarse las cosas de forma simple y sin vertientes.
En los momentos en que me encuentro nuevamente con mi sombra, respiro, cierro mis ojos y recuerdo todo lo que he logrado hasta ahora, me digo a mi misma que lo he hecho muy bien e incluso tomo de mis padres y mis ancestros su fuerza para seguir así como ellos lo hicieron a pesar de todo. A veces simplemente sólo ocupamos de un respiro, un descanso, un momento de catarsis, secarse el sudor y las lágrimas y continuar.