Por Daniela Montes Valdez
La mayoría de las parejas después de cierto tiempo de planificar cuando ser padres, inician el camino de la búsqueda, con la ilusión y las expectativas sobre “el futuro miembro de la familia”, y es ahí donde comienza la tarea de “criar un bebé”.
Como mujeres comenzamos a preocuparnos al no lograr un embarazo y es cuando se inicia la carrera por descubrir qué sucede, las citas médicas inundan las agendas de ambos, inician estudios y los tratamientos de fertilidad, cuando esto no da resultado inicia un duelo por la falta de capacidad para procrear, y esto puede ser tanto por problemas de una como mujer, del hombre o de ambos. Cuando la infertilidad es detectada en un inicio el duelo se vive de forma más rápida, pues cuando hay una infertilidad 100% comprobada por lo regular los tratamientos quedan de lado y es cuando al final del camino para muchas parejas está la adopción, en la mayoría de los casos viene a ser el último recurso para “tener hijos”.
Cuando una pareja decide adoptar, es por alguno de los motivos antes mencionados, o en otros porque hay un amor muy grande y el “deseo de ayudar a un niño necesitado”, pero la realidad de la adopción es que el derecho fundamental de una familia es del niño y no de la pareja como en algunas ocasiones se piensa, las familias nuevamente tienen una ilusión, y se comienza una búsqueda sobre cómo lo pueden realizar, por lo que yo les recomiendo acercarse al DIF de su ciudad, ya que son las instancias correspondientes sobre el trámite para lograrlo.
Es de suma importancia entender que la adopción NO es una salida para todas las parejas imposibilitadas para tener familia biológica y por lo mismo es muy importante no dejarse llevar por presiones sociales, ya que en esos casos no sólo la pareja tendrá un daño emocional sino que también es posible dañar a una persona totalmente ajena e inocente en el camino.
Adopción es igual a valentía, no todas las personas están diseñadas para ser adoptantes y no porque no tengan la capacidad sino porque no tienen ese deseo o no se creen capaces de amar a alguien “ajeno”.
Si decides iniciar este proceso, recuerda que NO ESTÁS SOLA y tu familia no es la única en el camino, lo importante en este caso es hablarlo, orientarse sobre los procesos y sobre todo ir hacia la meta con pasos firmes y seguros de que la adopción es la opción.
Porque “Adoptar es otra forma de hacer familia”.