Por Dennis Charles
Como padres, sabemos que lo más importante es que nuestros hijos adquieran habilidades y cualidades que les permitan ser felices y exitosos. Somos conscientes de que si nuestros hijos no adquieren estas habilidades, difícilmente podrán ser capaces de resolver problemas, relacionarse, trabajar de manera cooperativa, ser responsables y autónomos.
Durante los talleres de Disciplina Positiva, siempre hago esta pregunta a los padres: “¿De qué manera pueden desarrollar nuestros hijos estas habilidades?”. Las respuestas siempre son casi las mismas: con paciencia, amor y con el ejemplo. Y sí, el modelamiento de estas habilidades es muy importante para el aprendizaje de ellas; pero también es la constancia y la congruencia; y sobre todo el comprender que para el desarrollo de estas habilidades se requiere de entrenamiento y todo entrenamiento requiere tiempo.
Y aquí es donde me quiero detener un poco. Necesitamos tiempo para entrenar a nuestros hijos en el desarrollo de estas competencias. Pero, ¿realmente nos tomamos este tiempo tan necesario para su desarrollo? Lamentablemente la realidad es otra; vivimos tan de prisa y sumergidos en la rutina; realmente no nos tomamos el tiempo suficiente para entrenar a nuestros hijos, y lo peor, por vivir tan de prisa, no les permitimos equivocarse y el equivocarse es una manera maravillosa de aprender y es parte de entrenarlos en la solución de conflictos.
En general, las rutinas familiares se resumen en lo siguiente: despertar a los niños, arreglarlos, desayunar para ir a la escuela, después comer, hacer tarea, actividades extraescolares, baño, tiempo de recreación, cenar y dormir para volver a empezar de nuevo al día siguiente. Durante esta rutina, muy pocas veces hacemos un alto para desarrollar habilidades en nuestros hijos.
¿Qué sucede si durante la cena nuestro hijo derramó su cereal en la mesa? Estamos tan cansados que lo primero que hacemos es perder la paciencia y hacer comentarios como “¿porqué no te fijas?” y terminamos enojados y limpiando la leche derramada y el efecto en nuestros hijos también es negativo. Si nos tomáramos el tiempo para entrenar podríamos enseñar a nuestros hijos a solucionar sus problemas mediante el aliento y la motivación: “veo que has derramado leche en la mesa, ¿Qué podrías hacer para que quede limpia nuevamente?”. Que diferente sería si realmente nos tomamos este tiempo; lamentablemente vivimos estresados, corremos de una actividad a otra, nos cansamos y sólo esperamos que llegue la hora de dormir de nuestros niños para tener un tiempo de tranquilidad, y a todos nos pasa; pero debemos de detenernos y pensar en lo que realmente importa. Si nuestra meta como padres es que nuestros hijos se conviertan en adultos autónomos, con capacidad de resolución y que sean responsables en todo lo que hagan; pero no nos tomamos el tiempo suficiente para ayudarlos al desarrollo de estas habilidades, entonces algo está sucediendo y nos estamos dejando llevar por las exigencias de la vida diaria.
Tenemos que reestructurar nuestro tiempo, y sobre todo ver todas las oportunidades que tenemos diariamente para desarrollar estas habilidades (los berrinches, el llanto, el mal comportamiento son excelentes oportunidades para el aprendizaje),de esta manera, nuestros hijos y nosotros mismos seríamos más felices.
Recuerda que el ritmo de aprendizaje de los niños es muy diferente al de nosotros; no podemos tomarlos de la mano y correr a toda prisa cuando ellos sólo pueden caminar. Camina a su ritmo, da pasos pequeños, de tal manera que ellos puedan seguir tus pasos y aprender de ti.