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¿SARCASMO? ¡LE ENTRO!

Por Dona Wiseman

En una relación, mis reglas y decirle a la otra persona cómo quiero que sean las cosas no es válido.  Dialogar y negociar es la manera adecuada de lidiar con temas de la vida diaria.  Tanto hombres como mujeres nos ponemos ridículos y fastidiosos con cosas que en realidad serían poco importantes si pudiéramos ver el cuadro grande.  Pero no lo vemos.  Pequeñas cosas nos molestan y entramos en espacios de poca tolerancia.  He leído varias veces una lista de “reglas” que proponen los hombres para contrarrestar las “reglas” de las mujeres.  Aquí está, con mis respuestas.  (Las reglas de los hombres están en letra cursiva negrita.)

“Sí” y “no” son respuestas perfectamente aceptables.

Estoy de acuerdo.  No siempre deseamos explicar todo.  En algún momento, si el tema lo amerita, quizás podamos reabrirlo y llegar a un acuerdo.

Los hombres no son adivinos.

Las mujeres tampoco.  No sabemos qué es “esa cosa de allí abajo” que quieres que te pasemos.

Aprende a manejar el asiento de la taza del baño.  Eres niña grande.  Si está arriba, bájalo.  Nosotros no nos quejamos cuando Uds. lo dejan arriba.

La carta de Mike Cook (publicado en Facebook hace 5 años) explica todo. Y yo les quiero recordar que no solamente soy yo la que estoy en casa.  Hay hijos, hijas, visitas.

“Hoy algo horrible me sucedió.  Me senté en la taza de baño que tenía la tapa arriba, dejado así por un hombre descuidado, yo.  En mis 34 años en este planeta (durante los cuales habitualmente he usado un retrete) jamás me había pasado.  En verdad me había preguntado constantemente por qué a las mujeres les molestaba tanto este asunto.  Pero, al echarme un clavado de nalgas al agua helada, sintiendo el agua congelado besándome el escroto, llegué a entender lo malvado de no dejar el asiento de la taza abajo después de usarla.  Ahora tengo un moretón increíble y estoy buscando el valor de admitir que he sido violado por una pandilla entera de gérmenes.  De hecho, haber metido el culo dentro de la taza no solo dejó mi trasero cubierto en suficientes gérmenes para curar ébola, sino que llegó rápidamente a mi lista de ‘cosas asquerosas que jamás deseo volver a hacer’, y eso que accidentalmente he tomado mis propios orines al estar acampando.  Lo único que puedo decirles a las mujeres del mundo es, ‘Realmente lo siento muchísimo.’”

Llorar es equivalente a chantaje.

Amenazar y decir cosas como, “Ya vas a empezar”, también lo es.

Pide lo que quieres.  Seamos claros.  Las pistas sutiles no funcionan.  Las pistas casi obvias tampoco.  Solo di lo que quieres.

Y tú, no te ofusques cuando no sé que es una llave de tres cuartos y te paso otra cosa.

Cuéntanos un problema solo si quieres ayuda con la solución.  Eso hacemos.  Compañía emocional es el trabajo de tus amigas.

También podría otro hombre llenar esa necesidad que tengo de que me escuchen.  Y sí sé que ese otro hombre lo hará para poder cogerme.

Cualquier cosa que dijimos hace 6 meses no debe ser usado en una discusión hoy.  De hecho, cualquier comentario se considera nulo después de 7 días.

De acuerdo, ¡completamente!  Y si cambio de parecer sobre algo, cambio de parecer, no me la hagas de pedo. ¿Va?

Si piensas que estás gorda, es probable que lo estés.  No nos preguntes.

Y no me preguntes qué pienso sobre tu pene.  Tú sabes cómo lo tienes.  Y es poco probable que seas un gran amante, así que evítame la pena.

Si algo que dijimos puede interpretarse de dos maneras y una de esas maneras te enfada o te entristece, lo quisimos decir de la otra manera.

Ok, y se prohíbe la frase, “Está bien, pero…” en referencia a cualquier cosa que hemos preparado de comer.

Puedes pedirnos que hagamos algo, o decirnos cómo hacerlo.  No ambos.  Si tú ya sabes como hacerlo, hazlo tú.

¿Eso se aplica al sexo también?  O ¿allí sí seguirás pidiéndome que te diga cómo lo quiero?

Cuando sea posible, di lo que quieres decir durante los anuncios.

Bien.  Y por favor, no me preguntes dónde está tu camisa de rayas o cuadros o el pantalón negro del traje.

Cristobal Colón no necesitó direcciones y nosotros tampoco.

¡Wey!  Cristobal Colón pensó que había llegado a India.  No creo necesitar decir más.

Todo hombre solo ve 16 colores.  El durazno, por ejemplo, es una fruta, no un color.  Calabaza es una fruta también.  Y no tenemos idea qué es malva.

¡Pregunta! Yo sí sé.

Si preguntamos qué sucede, y dices que nada, actuaremos como si nada sucediera.  Sabemos que no es verdad, pero no queremos batallar.

Y si te digo ¿me escucharás?  Y otra preguntita, ¿realmente deseas estar en una relación?

Si haces una pregunta de la cual no quieres una respuesta, prepárate para una respuesta que no quieres escuchar.

Si te planteo una situación, y lo que quiero es que escuches, ¿cuál es el problema?  Escucha. 

Cuando tenemos que ir a algún lado, cualquier cosa que te pongas está bien, de verdad.

Esto NO es recíproco.  ¡A ver cómo le hacemos!

No preguntes qué estamos pensando a menos de que estés preparada para hablar sobre el futbol o deportes de motor.

No me preguntes qué me pasa si no quieres escuchar en lo que, según mi amplio criterio, la acabas de cagar, o un monólogo sobre colores que tú insistes que no existen.

Tienes suficiente ropa.

Es muy probable que sí. 

Tienes demasiados pares de zapatos.

Es muy probable que sí.

Yo sí estoy en forma.  Redondo es una forma.

Sorry, pero no quiero terminar con 4 hijos, 3 perros, 8 gatos y un marido enfermo porque nunca se cuidó.  ¡Ahí con permiso!

Dona Wiseman: Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.
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