POR: MAYTE CEPEDA
A veces, todo lo que necesitamos es detenernos, respirar profundo y hacer silencio. Y, poco a poco, todo se reordena.
Julio Bevione
Vamos por la vida corriendo y nunca es suficiente el tiempo. Pareciera que de pronto algo energético impactó en nuestro planeta y en la galaxia a la que pertenece, que hace que ahora el tiempo corra muy de prisa; los días se nos van de las manos y, para cuando acordamos, el mes que iniciamos terminó en un abrir y cerrar de ojos, sentimos que abarcamos menos de lo que quisiéramos, incluso, nos percatamos que hacemos cosas casi en automático y no nos detenemos a preguntarnos si lo estamos haciendo bien o no.
Una de las cosas que seguramente haces sin pensarla mucho, es más, sin siquiera darte cuenta, es respirar. Y esto es así porque dentro de tu cuerpo, sin que nadie te avise ni que tu tengas que hacer nada en especial, una serie de órganos comandados por estructuras neuronales, reciben la orden de activarse y realizar la función de inhalar y llevar al interior aire rico en oxígeno para alimentar células y posteriormente, de exhalar aire muy pobre en oxígeno y rico dióxido de carbono, debido a un proceso de transformación biológica que sucede para mantenernos vivos y ayudar a estar sanos.
Sin entrar en muchos detalles pues, para empezar no soy experta en el tema de la respiración, lo que si puedo decirte, es que tienes en tu poder una herramienta maravillosa para prevenir enfermedades físicas, mentales y emocionales, a través del poder de la respiración, claro siempre y cuando le pongamos conciencia a ese proceso y lo hagamos empleando alguna técnica en específico, dejando atrás el respirar de manera automática, por mera supervivencia.
Ahora entonces, ¿cómo respirar mejor?
Para empezar a respirar mejor, opta por la técnica que he bautizado como la número uno (por simple pero grandiosa): escúchate y obsérvate respirando, comienza por aumentar el tiempo que te tardas en inhalar, y el tiempo que tardas en exhalar. Para comenzar, ese es un paso agigantado y la verdad que muy simple, con el que notarás una gran diferencia, a respirar por el puro proceso automático que realiza tu cuerpo. El hacerte consciente de este proceso, ya es en sí un gran avance.
En Ashtanga Yoga una de las herramientas o ramas primordiales es la de saber respirar, a través de técnicas específicas, que se llevan a cabo durante lapsos determinados de tiempo. El modo de respirar mediante una técnica específica se le llama Pranayama y sirve para un montón de cosas, como el dormir mejor, prevenir enfermedades, equilibrar emociones, entre muchas más. Entonces, una vez que hayas probado la técnica uno de respiración, puedes explorar muchas otras que te ayudarán en los distintos planos de tu vida.
Cuando algo te duela mucho físicamente: respira más profundo. Cuando algo te apachurre emocionalmente: respira más profundo. Cuando algo te agobie mentalmente: respira más profundo. Pruébate y verás.
¡Namasté!
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