Por Cristina Aguirre
Te veo así, con tu cabello recién bañado, tu batita de princesa y esos piececitos descalzos, no hay mujer más preciosa que tu para mi.
Me encanta ver cómo brotan esos rayos de feminidad en cada paso en el que vas creciendo y convirtiéndote en una pequeña mujercita. Hoy colocándote una corona de princesa… en un futuro alistándote para salir.
Siempre me preocupa que estés bien. Tengo miedo, mucho miedo de que te lastimen. Aunque tu carácter fuerte y determinado me tranquiliza, intento calmar mi mente con un “falta mucho tiempo para eso”, pero se que el reloj cronológico no perdona… y que en esta etapa de tu vida es importante comience a cimentar en ti, la mujer que serás mañana.
Hay tanto que tienes que aprender y aunque te diera mil consejos, sé que nadie aprende en cabeza ajena, pero cómo desearía ahorrarte tantas lágrimas.
Me pregunto qué querrás ser y cómo apoyarte para que seas cada vez más tú y cada vez, menos yo.
Quisiera siempre salvar tu esencia, aquello que te define como persona, aquello que algún día tendrás que proteger constantemente para salvaguardar y no permitir que nadie lo opaque; como tus locuras, tu valentía, hacen falta tantas mujeres en el mundo así: locas, pero locas de felicidad y llenas de amor propio.
Quisiera que no perdieras ni un minuto de tu vida, buscando la felicidad, sino que ya la lleves dentro. Y tal vez ahí radica mi papel de mujer pero sobre todo de madre, en guiarte.
Por lo pronto aprovecho cada abrazo de tus bracitos juguetones… aquellos que juegan a ser mamá…. pero tú eres y siempre serás mi muñequita.
Hace poco me preguntabas si algún día me voy a morir. (Clásicas preguntas en las que no estamos preparados).
Te contesté, “si, algún día cuando esté muy viejita¨.
- ¿Y a dónde te vas a ir?
- Espero que al cielo mi amor. (Y en verdad lo espero)
- ¿Puedo ir contigo?, me preguntaste levantando tus manos.
Esto lo contestaré al final ….
Me duele tu dolor, me duele tu angustia cuando hay algo que te asusta o no puedes comprender. Créeme que cada golpe que te has dado, esa cortadita que nos llevó al hospital me dolía mil veces más en el alma a mi. No quisiera saber cuánto me dolería tu primera decepción… o corazón roto.
Pero aquí mientras Dios me dé vida, seguiré apapachándote con un … “tranquila hijita, todo va estar bien” estoy y estaré, soy tu madre y seguiré direccionandote para conseguir por ti misma todo aquello que necesitas, aun si te equivocas aprendas a levantarte… siendo tu, castigándote menos y amándote más…
Quiero que cuides y ames tu cuerpo, quiero que jamás entres en esta batalla de compararte, que puedas verte en el espejo bella como yo te veo. Que no sean los estándares de belleza y de vanidad los que rijan tu vida sino tus propios estándares de amor propio.
Que no luches por amor, que no tengas que cambiar lo que te define y mucho menos sacrificar esa bella sonrisa que enloquece a tu papa, sino que ames segura y plena y te sientas merecedora de ser igualmente correspondida por aquel que pueda ser tu compañero de vida.
Que sepas cuidar y elegir a tus hermanas de vida (tus amistades) y que luches como leona cuando sea necesario ir contra corriente.
Batallo tanto para no imponer en ti mi sello, mis miedos y hasta mis traumas, oro por no heredarte más que cosas buenas, quisiera que tu sonrisa siempre sea una luz para los demás, pero en especial para ti misma.
Gracias muñequita porque me haces ser una mejor versión de mi misma para ti. Porque verdaderamente me importa tu legado, ese legado de mujer.
Las mujeres nos preocupamos tanto en dar que olvidamos que hay que ponernos siempre en primer lugar para tener la capacidad de dar a manos llenas así que por hoy te enseño a ser la que encabeza esa lista de sueños, tu, por ti y para ti. Lo demás hoy por hoy déjaselo a tu madre.
Y regresando a la respuesta que me diste… nunca tendrás que seguirme porque jamás me voy a apartar de ti, porque aunque no esté verás mi inmenso amor cuando te conviertas en mamá, te verás en mi cuando abraces y ames tanto a tus hijos que sabrás y tendrás la seguridad que jamás me he ido de tu lado.
Muñeca linda, cuánto te ama tu madre.
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Ufffff cuanto llore con lo que escribiste Cristina Aguilar. Comparto exactamente lo que siente que hasta da miedo. Te abrazo a la distancia y comparto ese pedacito corazón y de sentimiento que sientes por tu hija.