Por Alejandra Peart
Es algo triste que no podamos ver a nuestros padres en sus mejores momentos y en la plenitud de sus vidas. Corrección. De hecho sí los vemos en su juventud y mejores momentos, pero somos demasiado jóvenes, o niños o bebés, para darnos cuenta de la grandeza de lo que estamos presenciando. No es hasta que nos convertimos en padres o madres que podemos mirar atrás a través del lente de la experiencia y la perspectiva que nos damos cuenta lo increíbles fueron papá y mamá. Creo que es verdaderamente importante encontrar alguna forma de expresarles lo importante que ha sido su ejemplo y su amor para ayudarnos a ser quienes somos. Por eso…
Querida mamá,
He estado pensando qué regalarte por tu cumpleaños. Nunca he sido buena regalando, y lo sabes, así que ya te imaginarás. Después de pensarlo un poco, decidí que probablemente lo mejor que podría hacer es escribirte algo para felicitarte, decirte cuánto te amo y sobre todo agradecerte por hacerme ser la mujer fuerte y valiente que soy (y no hubiera podido llegar a ser sin ti) y ayudarme a encontrar mi camino en este mundo.
Sé que tenerme como hija no ha sido nada fácil, mi carácter tan complicado y mis ganas de comerme al mundo desde muy pequeña sé que te han hecho sufrir. Te he visto llorar por mi, preocuparte, enojarte muy muy feo, desesperarte por mi culpa. Nos hemos gritado y peleado horrible cuando yo era adolescente que solo de recordarlo me hace bajar la cabeza. Hoy sólo quiero decirte que fui una tonta, que si mi inmadurez me hubiera permitido darme cuenta lo mal que te hacía sentir, no hubiera hecho ni dicho tantas idioteces. De verdad que no sé por qué fui así, siempre llevándote la contra, siempre respondiéndote mal, a pesar de que mi hermana me decía que no lo hiciera, siempre queriendo que me quisieras más a mi no sé por qué. Veo hacia atrás y ay mami, perdón, perdóname de verdad.
De seguro guardas en tu corazón, cada vez que te grité y te dije cosas espantosas, (como sé que no olvidas cuando me fui de la casa en secundaria y me escondí en casa de Mayte), no sabes cuánto quiero que borres todo eso y lo reemplaces por este amor tan grande que te tengo y que siempre ha sido y será tuyo solo para ti hasta que Diosito quiera.
Gracias por que siempre has estado allí en mi vida, siempre cuidándome. Siempre me has hecho sentir bien, fuerte, capaz, segura.
Gracias a ti y a mi papá porque siempre tuvimos todo y más que suficiente. Seguridad, comida, refugio, diversión y amor a manos llenas. Todas esas cosas que los niños cuando crecen necesitan. Lo más importante, siempre sentí que tenía mucho espacio para crecer y espacio para descansar.
Nunca te he agradecido por habernos cuidado y hacer tantas tareas y tanto trabajo sola cuando papá no estaba en casa. No me puedo imaginar lo difícil que es que tu esposo siempre viva en otra ciudad y solo se vean los fines de semana, de verdad WOW, no cualquiera. Sé que debía de haberte ayudado más y no dejárselo todo a ti y a mi hermana. Mirando hacia atrás, ahora sé que nunca se me ocurrió ayudarte y eso me pone más triste de lo que puedo decirte.
Valoro muchísimo cómo siempre trabajaste, y lo sigues haciendo, tan duro para demostrarnos tu amor por nosotros de la manera más desinteresada. Pero sobre todo como siempre has luchado por las causas justas, aunque a veces tengas todo en tu contra, nunca te rindes y lo das todo por eso. Ahora que tengo un par de años casada, con hijos pequeños y trabajando entiendo lo que representaba todo lo que hacías y me he preguntado miles de veces ¿cómo le hacías?
Gracias por lavar nuestra ropa, limpiar la casa, cuidarme cuando me enfermaba (o me enfermo), los dulces, los postres, las comidas especiales que nos haces todavía. Gracias por darme consejos siempre cuando lo necesito y cuando no, y gracias porque siempre también me has dado mi espacio.
Realmente todo lo que quiero decirte es que fuiste, y eres, la madre más magnífica que podría haber pedido. Hermosa, inteligente, devota, divertida, valiente, guerrera, independiente, trabajadora, cariñosa y todo lo que cualquier hija pueda desear, todo envuelto en tu sonrisa.
Y quiero que sepas y estés segura que rara vez estás lejos de mis pensamientos y que nunca estás fuera de mi corazón. Siempre te menciono como ejemplo, te cito, les digo a mis amigas “mi mamá me enseñó esto” y es así como ahora llevo mi vida, en base a tus enseñanzas y a tu ejemplo, quién lo iba a decir verdad?
Quería escribir estas palabras en papel para para que las tuvieras siempre a la mano, peor te las voy a imprimir. Hoy quise rendirte este homenaje aquí para que todo el mundo la lea y sea testigo.
Quiero que siempre sepas que te amo y te adoro más que a la vida misma. Cada vez que preparo una comida, o leo un libro, un poema o simplemente todas las mañanas al despertar y agradecer por un día más pienso y te siento a ti mamá.
Te amo por siempre, tu hija Ale.