AUTOCRÍTICA

Por Dona Wiseman

“El ojo no se ve a sí mismo.” No sé de quién es la frase, pero un maestro nos lo decía con frecuencia.  Hace días estaba recordando a un hombre que fue a comer a un puesto de gorditas y volvió con varias historias que contar sobre las actitudes de responsables y comensales del lugar, una lista considerable de quejas y de comentarios sobre “cómo deben y no deben hacerse las cosas”. 

En un día común, no sé Uds. (más bien sí sé), pero yo critico el comportamiento y la actitud de otros muchas veces.  Muchas, muchas veces.  Manejan mal, tiran basura, atienden de manera inadecuada, no tienen lógica (son tontos), no deben tratar a los hijos así, son ineptos e inadecuados, no piensan, se creen mucho, no tienen cultura (son nacos), tienen mal gusto, usan ropa que no les va o no combina, comen carne, no tienen criterio, ven telenovelas (¿cómo es posible?), desperdician agua, no rezan por el Amazonas, tienen tatuajes, no son cristianos, usan escote y falda corta (y se ven bien, o mal), se le transparenta la blusa, tienen mala ortografía, están gordos o flacos, tienen lonjas, son inconscientes…

Todo aquello que criticamos en otros es un reflejo de algo que hay en nosotras, algo que vemos pero que no queremos admitir o reconocer, o que somos incapaces de ver por estar en la negación de que una característica tan deplorable pueda ser parte de nosotras.  En estos días me he sentido desilusionada por la conducta de algunas personas.  Mi primer enganche ha sido la expectativa, esperar cierto nivel de actitud y comportamiento de alguien tan humano como yo.  Estoy segura de que mis actitudes ante la vida y lo que alcanzo o no lograr han dejado desilusionado a más de otro.  ¡¿Cómo no?! 

Mi trabajo personal es estar consciente (lo más posible) de lo que critico en los demás, para volverme hacia el espejo y ver, con valor, cómo se refleja eso en mí.  A veces es directamente y a veces con matices y a veces en reactividad (en la polaridad aparente).  Mi narcisismo rechaza el narcisismo en otros.  Mi fuerza y salud rechaza la manera enfermiza en la que vivió mi madre.  Mis conocimientos (muchos, la verdad sí) rechazan la posibilidad de no saber y de no tener la razón.  Critico a las mujeres que se visten de minifalda y minishorts porque me vería ridícula, pero me sobran ganas de hacerlo.  Critico a la gente que considero corta de vista (inconscientes) porque me considero muy despierta.  Creo que me deben atender de manera “adecuada” en todo momento, a pesar de ser corta de paciencia y particularmente intolerante.  No me agrada la gente que hace “entradas triunfales”, pues me quitan la atención de los demás.  Me caen mal las personas muy necesitadas.  Reflejan mis propias necesidades y mi inhabilidad de pedir y de recibir.  Me río de la gente pendeja, ésa que contesta sin saber, porque yo no puedo arriesgarme a estar equivocada.

Yo sé que mis reacciones ante los demás tiene más que ver conmigo que con ellos.  Una actitud de autocrítica es una de las cosas que más hace falta en este mundo.  El camino personal, la terapia, el crecimiento, el yoga, y tantísimas cosas que hacemos, parecen ser ahora herramientas para poder criticar al otro, en vez de posibilidades de verme a mi misma cara a cara.  Brindo por un cambio…en mí. 

Dona Wiseman

Psicoterapeuta, poeta, traductora y actriz. Maestra de inglés por casualidad del destino. Poeta como resultado del proceso personal que libera al ser. Madre de 4, abuela de 5. La vida sigue.

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