Agudizando sentidos

Por: Mayte Cepeda

¿Te has puesto a imaginar cómo sería tu vida si te faltara alguno de tus sentidos?

Perfectamente diseñados para cumplir con su función física-biológica: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. ¡Qué maravilla es tenerlos funcionales! con toda posibilidad de utilizarlos tanto como queramos, a veces, incluso, sin percatarnos de lo maravilloso que es tenerlos activos y funcionales.

Sin embargo, de cuando en vez, es bueno poner a descansar a un sentido, para darnos cuenta de su valor y ver lo que hace por nosotros.

Hay algo muy fácil que puedes poner en práctica tantas veces como quieras. Yo la llamo “la ducha sin ver” y aunque no la hago siempre, procuro practicarla seguido. Consiste en que al momento de bañarte, dejes de usar la vista y realices todo el ritual del baño con tus ojos cerrados.

Entonces, desde el shampoo, el enjabonar todo el cuerpo, agudizando el tacto y el oído –en este caso– para encontrar la botella del jabón, la esponja, dejar el cuerpo y el cabello bien limpio y sin residuos de jabón, luego buscar la llave del agua, cerrarla y luego, tomar la toalla, abrir la puerta del cancel y por fin abrir los ojos para verificar que todo se haya realizado correctamente.

Digamos que hay sentidos, como el olfato, del que no puedes probar que sería vivir sin él, pues por la simple razón que, si lo intentamos por mucho tiempo, nos quedamos en el intento. Pero, lo que sí puedes es ayudarte a potencializar ese sentido. Con ejercicios de respiración, inhalaciones y exhalaciones profundas, retención de oxígeno, retención del vacío. Ya te he platicado un poco sobre la práctica de pranayama que tiene que ver con mejorar la capacidad de la respiración mediante técnicas controladas.

Ahora imagina ¿cómo tendrías que funcionar si no tuvieras tu manos? Sé que el tacto no sólo son las manos, si no todo lo corporal con lo que puedes hacer contacto y sentir. Sin embargo, lo más básico para utilizar y ayudarte a funcionar son las manos y sin ellas, utilizando, por ejemplo tus dedos de los pies para tomar algo que se te cayó, o para tomar una pluma y escribir ¡wow! y existe mucha gente que así lo hace, por necesidad o por alguna discapacidad, y su agudeza es tal, que lo hacen a la perfección.

En ocasiones me ha pasado que quiero aislarme del ruido exterior. De los gritos de los niños, la televisión, el ruido de las calles, los carros y un sinfín de cosas ruidosas del día a día. ¡Qué rico ponerse unos audífonos que bloqueen en su totalidad el ruido de afuera! Pero, imagina esos audífonos permanentes, de por vida, ahí creo que ya no nos gustaría mucho la idea ¿cierto? Para valorar un poco nuestro sentido del oído y, de pasada, agudizar otros sentidos, pruébate a leer los labios de las personas. Tal como lo hacen las personas que no pueden escuchar ni hablar.

Estas prácticas nos ayudan a mejorar el funcionamiento del cerebro y potencializar las capacidades de cada uno de nuestros sentidos. Pero más allá de la parte física, nos ayudan a darnos cuenta lo valioso de cada pedazo que nos compone, a cuidar nuestro cuerpo, apapacharlo y hacer lo necesario por mantenerlo sano y funcional. ¡Namasté!

septiembre 10, 2019

Mayte Cepeda

Yogini ~ abogada ambientalista ~ mamá ~ esposa ~ hija ~ hermana ~ enamorada de la naturaleza, la vida, la familia, los libros y la música ?

DEJA UN COMENTARIO

LECTURAS RELACIONADAS