CUANDO NO ERES PARA TI

Por Susana López Siller

¿Quién es para ti, sino tú misma? ¿Qué pasa cuando no eres el apoyo que en el momento necesitas para salir adelante? ¿Es justo rendirse? Creo que no existe nada que afecte más la percepción de libertad y voluntad, como una enfermedad mental, tal como la depresión; y en el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, quisiera escribir sobre la importancia del entendimiento y tratamiento de la salud mental como eje de una sociedad saludable, y en consecuencia, próspera y segura.

            Se calcula que en México, según datos del INEGI, casi el 30% de la población mayor de 12 años padece algún nivel de depresión ocasional, y el 12% la padece de manera frecuente. El aumento en las tasas de incidencia de la depresión va de la mano en el aumento de intentos de suicidio, tasa que se ha duplicado en 25 años. Actualmente, existe una incidencia de 5.4 casos por cada cien mil habitantes, cuando en 1990 eran 2.4 por cada cien mil. Se contabilizaron 48,000 suicidios en México del 2010 al 2017. Y el dato más alarmante, es que el suicidio se perfila como la segunda causa de muerte en adolescentes de los 15 a los 19 años y es la 5ª causa de muerte entre los niños de los 10 a los 14 años. Si, el suicidio afecta también a menores que probablemente aún no logran comprender lo complejo y definitorio que es la muerte. En México, al 2018, 2.5 millones de jóvenes ente los 12 y los 24 años viven con depresión.

            Me gustaría enfocarme en hablar sobre ella, ya que según datos de la UNAM, el 75% de las personas que consumaron un suicidio padecían algún trastorno mental (la mayoría trastorno depresivo mayor), y  8 de cada 10 ya lo había intentado con anterioridad o lo había platicado con amigos y familiares. Entonces, ¿Cómo identificar a una persona depresiva? ¿Qué hacer para ayudarle?

            Una persona en depresión, poco a poco, se convierte en ausencia; se olvidan actividades que antes le hacían feliz y de lugares que solía frecuentar. La depresión aísla, aleja de familiares y amigos cercanos, y no es por falta de amor o cariño, es más bien por la gran incertidumbre de sí se podrá soportar un día más. Y olvidémonos que la persona quiera llamar la atención o simplemente no le echa las suficientes ganas, es que una persona depresiva, está enferma y como tal, necesita de un tratamiento multidisciplinario para salir de esta situación.

            En primer lugar, la persona en depresión necesita de un tratamiento psiquiátrico, con un especialista en el área. Este, evaluará qué tratamiento farmacológico es el mejor para el paciente, y también, si es necesaria una interconsulta con otra área para determinar posibles problemas de salud involucrados. Es importante saber, que una persona en depresión difícilmente dirá “Me siento mal, acudo al médico”. Se necesita de un acompañamiento constante y mucho apoyo por parte de familiares o seres queridos cercanos, para guiar y acudir con la persona a las consultas necesarias, así como para asegurarse que el tratamiento indicado se siga al pie de la letra.

            Esto me lleva al segundo punto, el tratamiento para la depresión necesita de mucho apoyo, comprensión y sobre todo DISCIPLINA. El trastorno depresivo mayor es un trastorno tratable, sin embargo, puede resultar un proceso lento y difícil. Es por eso, que se necesita una red de apoyo resiliente que esté dispuesta a ayudar al individuo, cueste lo que cueste; acudir al médico, facilitarle el medicamento, asegurarse de que duerma y se alimente, etc. La red de apoyo de la persona determinará en gran medida, el éxito del tratamiento.

            Tercero, el acompañamiento psicológico es de suma importancia. En terapia, la persona podrá trabajar temas emocionales complejos que pueden haber ocasionado en un principio el estado depresivo: procesos de duelo y pérdida, rupturas familiares, etc. De igual manera, la terapia psicológica es crucial para ayudar al paciente a crear mayor adherencia al tratamiento. Por otro lado, en terapia, la persona podrá entender que aquello que le sucede es más común que extraño,  y que aun cuándo pareciera que es por voluntad propia, la depresión es una enfermedad que incapacita tanto como un cáncer. Tal es así, que según la Secretaría de Salud, para el 2020 la depresión será la primera causa de discapacidad en mujeres en edad laboral.

            Existen diversos estudios y factores a los cuales responsabilizar por la incidencia de depresión y otros trastornos mentales, estos incluyen los riesgos tecnológicos, el uso excesivo de redes sociales, separaciones familiares y  hasta la alimentación. Y aunque esto es multifactorial debemos identificar aquello que afecta nuestra tranquilidad y la de nuestras familias.

            Si bien, es incorrecto decir que toda persona en depresión tendrá tendencias suicidas y toda persona que se haya quitado la vida padecía depresión, debemos dar por hecho que el padecer algún trastorno mental y no tener herramientas para afrontarlo es un factor importantísimo de riesgo de querer darle solución a nuestro problema por la salida incorrecta.  Es importante reconocer, que la salud mental dejó de ser un tema de moda o en auge, y debería ser ahora un tema de salud pública. Del presupuesto destinado a salud en México, se otorga el 2% a los programas relacionados con la salud mental. Según datos de la OMS, la recomendación es que se destine un 7% a programas de prevención y tratamiento. Y no será hasta que se prioricen estos temas que podremos comenzar a ver una disminución en las tasas de depresión, ansiedad y otros trastornos mentales que lleven a una persona a tomar la decisión de acabar con su vida.               Apoyar a una persona en depresión conlleva hacerle saber que su estado depresivo no es un estilo de vida, y que cuenta con gente que está dispuesta a ayudarle a salir  adelante.  Saber que la depresión tiene cura, es tener conciencia de que algún día, la libertad y la voluntad, estarán de vuelta.

septiembre 12, 2019

Susana López Siller

Mamá de dos, psicóloga, soñadora y feminista. Me apasionan los temas de salud mental, crianza y equidad de género, y cómo puedo aportar desde mis textos a crear una sociedad más justa. Escribir se ha vuelto mi terapia.

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