Por Miriam Valdez
Siempre me pregunto hasta dónde serás capaz de recordar cuando seas mayor. Cuál va a ser tu primer recuerdo tangible de lo que juntos hemos vivido, de lo que para mi ha representado ser tu madre.
Siempre me pregunto si recordarás el momento preciso que supe de tu existencia, ése momento en donde con mis manos toqué mi vientre y te hablé en silencio con lágrimas aun rodando en mis mejillas y te hice saber cuánto te amaba desde ese instante, cuánto esperaba tu llegada, todo lo que estaría dispuesta a hacer por ti desde ese día en adelante, si recordarás esas promesas que hice de hacerte libre y una persona de bien.
Siempre me pregunto si recordarás el día que te sentí por primera vez, la emoción que me inundó al sentir tu patadita, clara y fuertemente, si recordarás el gesto de asombro de tu papá al poner su mano sobre la mía y sentirte también, si algún día recordarás que te hablábamos todas las noches a través de mi piel haciéndote sentir amado y esperado.
Siempre me pregunto si recordarás el preciso instante en que cruzaste el umbral para iniciar el libro de tu vida, ese momento en el cuál gritaste por primera vez al mundo que habías llegado, en el que te sostuve finalmente en mis brazos y nuestras miradas se cruzaron, si recordarás a estos padres inundados de amor desbordante por la presencia del milagro de la vida ante sus ojos.
Siempre me pregunto si serás capaz de recordar esos primeros días de tu vida, en los que te arrullaba tiernamente y sin descanso, en los que te mecía cantando tantas y tantas canciones de amor, en los que tocaba la frente con mi nariz asegurándome que percibieras mi olor y mi calor. Esas interminables noches con la luz tan tenue, meciéndote, calmándote, oliéndote, bañándote, alimentándote, contemplándote…amándote.
Siempre me pregunto si podrás recordar tus primeras carcajadas, esas que me hicieron emocionarme hasta las lágrimas, tus primeras palabras, el pon pon y tus palmadas. Ese querer comerme a besos tan llenos de baba, esa emoción de verme y regalarme la mejor sonrisa y mirada que mis ojos han visto hasta el día de hoy.
Siempre me pregunto si recordarás cuando lograste gatear por primera vez, esa sensación de autonomía y libertad, esa mirada vivaz de querer comerse el mundo y explorar. Si recordarás como anduve detrás de ti en cada paso, en cada escalera, por cada mueble, evitando que te hicieras daño y,a la vez, dejándote conocer tus propios límites.
Siempre me pregunto si podrás recordar tus manos sosteniendo mis dedos para dar tus primeros pasos, el regocijo que causaba en ti descubrir que tus pies te hacían andar, llegar, trepar. Si realmente recordarás cuando al fin pudiste soltarte y hacerlo solo, y cuando lograste correr unos cuantos pasos, mientras aplaudías de júbilo y gritabas en la forma más inocente que he visto.
Siempre me pregunto si recordarás las tardes que pasábamos haciendo música, garabatos, mundos fantásticos de plastilina, jugando en el piso, a las escondidas, explorando, fabricando cohetes de cartón o disfraces absurdos, descubriendo, cantando, paseando en algún parque, jugando a la pelota, o meciéndote hasta el cielo en algún columpio. O aquella vez que viste una oruga por primera vez, o contemplamos juntos la noche y te maravillaste con la luna y las estrellas y cantamos twinkle twinkle por milésima vez.
Siempre me pregunto si recordarás que nos acostábamos cada noche a leer uno o más cuentos, que me pedías que no me fuera de tu cuarto hasta contar una historia más. Esos momentos en los que te acurrucabas entre mis brazos simulando leer tu también. Si recordarás como conciliabas el sueño y me oías decirte que te amaba con todo mi corazón y que mañana sería un día mejor. Si recordarás tantas y tantas sesiones de cosquillas que nos hacían fundirnos en una misma carcajada.
Siempre me pregunto si recordarás la primera vez que te dejé en la escuela, lo mucho que me dolía hacerlo, la ilusión con la que llegaba a la puerta a la hora de la salida. Si recuerdas cómo me esforcé siendo madre de colegio por primera vez, intentado hacer todo para que te supieras seguro y nunca abandonado. En cómo nos enfocamos en acompañarte en ése proceso, en ir a tu escuela a contarte cuentos, a cantarte las mañanitas y preparar algo especial para ti con tus compañeros en tu cumpleaños, en que cumplieras con tus tareas y obligaciones para ayudarte a formar un autoestima y hacerte una persona autónoma e independiente, tratando de buscar el equilibrio entre no hacerte las cosas y animarte a lograrlo tú solo.
Siempre me pregunto si serás capaz de recordar cada cumpleaños. Esos que hemos intentado sean inolvidables, llenos de magia y rodeado de la gente que te ama. En el cuidado que pusimos por hacerte un festejo íntimo y darte regalos simbólicos y significativos, en los cuáles siempre tratamos de incluir algún recuerdo y un libro dedicado con nuestros sentimientos, para que siempre tengas a la mano constancia del gran amor que te profesamos.
Siempre me pregunto si serás capaz de recordar cómo he perdido la cordura y la paciencia tantas veces provocado por el intenso cansancio y cómo me has perdonado cada vez, ofreciéndome tu más hermosa sonrisa y olvidando cuán bruja pude ser. Si recordarás que eres capaz de abrazar no solo con los brazos, sino con el corazón, aun en el peor de los momentos. Si recordarás todas las veces que te lastimé y lo mucho que me dolía hacerlo.
Siempre me pregunto si recordarás esa primera vez de tantas cosas en las que hemos estado tu papá y yo para ti: ese primer raspón, cuando viste el mar por primera vez, esa primer ida al hospital por una herida, esas noches interminables de alguna enfermedad, esa vez que subiste a un escenario tu solito, la primera vez que lograste leer algunas líneas, la ilusión con la que escribiste esa carta a santa, la magia de las navidades, aquella vez que lograste andar en bici sin ruedas con tu papá impulsándote, el día que te soltaste de la barda y pudiste patinar solito, cuando se te cayó el primer diente, ese día en el que escuchaste tu nombre cuando te colgaron una medalla y supiste lo que es la satisfacción, cuando cruzaste la alberca nadando tu solito, cuando brincábamos bajo el agua cada primavera con la primer lluvia del año… todos esos detalles cotidianos que han ido forjando tu hermoso ser y tu historia en este mundo.
Siempre me pregunto si realmente lo recordarás. Porque estoy segura que yo no lo olvidaré jamás.
Tal vez no seas capaz de recordar tantos y tantos momentos, unos muy buenos, otros no tanto…pero estoy segura que siempre recordarás lo mucho que te amo y lo inmensamente bendecida y afortunada que me ha hecho ser tu madre.