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Pide un deseo… Hazlo realidad…

Por Clara Zapata Tarrés

Cada historia de parto y lactancia es distinta, incluso de cada bebé que traemos al mundo. En ocasiones es muy útil leer la experiencia de otras personas para poder reflejarnos o no y tomar las decisiones que deseamos, en libertad, informadas. Ivonne, madre de dos hermosos niños, nos describe precisamente y con detalles los nacimientos de sus bebés y cómo fue el papel de la lactancia en sus vidas.

¿Cómo deseas tu parto? ¿Cómo deseas que sea tu lactancia? Son preguntas importantes que necesitamos hacernos. Ivonne nos cuenta su experiencia. Esperamos que te ayude para que tengas el parto y la lactancia que deseas y puedas disfrutar cada momento acompañada de las personas que te puedan ayudar a lograrlo….

Mis hijos son: Raúl André, nacido el 29 de Noviembre del 2013 y Ximena Aurora, nacida el 30 de Enero del 2019. He contado tantas veces este momento mágico e inigualable; y aún así, esta es la primera vez que escribo sobre el nacimiento del amorcito de mi vida, mi niño hermoso, quien llego en el momento preciso a llenar de amor mi corazón.

Para el nacimiento de Raúl André me prepare con cursos psicoprofilácticos, leí mucho, conocí la Liga de La Leche en Saltillo; cada día fue especial esperando su llegada. Sobre todo, me llene de mi linaje femenino, hable mucho con mi mamá de sus partos, de los partos de mi abuelita, hable con mi papá sobre su nacimiento, me enteré que todos los hijos de mis abuelitas nacieron en casas, acompañadas por mujeres sabias y en algunas ocasiones de médicos, en otra solo de una partera.

Entonces fue que me dije y me convencí de que si ellas lo habían podido hacer, también yo podría. Y fue así que cambié de equipo médico ya casi de 7 meses de embarazo, por uno que tenía la confianza que el parto es un acto posible, y así lo fue .

El jueves 28 de noviembre del 2013 empecé a tener las contracciones que anunciaban su llegada. Ya de 40 semanas de embarazo, y haciendo listas de cosas que ocuparíamos en nuestra nueva casa, mientras escribía, también anotaba en un ladito la hora que me daba la contracción, en paz, sin decirle a nadie que había comenzado.

Ya alrededor de la quinta contracción hable con mi médico y mi doula; mi médico me pidió que me fuera a bañar para relajarme y después que me fuera a dormir, así es, a DORMIR, por que necesitaría todas mis fuerzas para las etapas en que las contracciones fueran más fuertes. Y así lo hice, dormí con contracciones de 12:00 de la noche a 3:00 de la mañana; después estuve esperando y mirando como pasaba el tiempo y ya estaba cada vez más cerca.

A las 6:00 de la mañana tome un baño nuevamente y para las 7:00 am mi hermana y mi mamá me llevaron al consultorio del médico. Mi doula estaba en otro parto y mi esposo aún en Saltillo, así que llevaba las cosas en tranquilidad y sin prisas.

Cada vez que me venía una contracción me agarraba de la pared, o de mi hermana, o de la camilla del consultorio haciendo respiraciones largas y sintiendo ese dolor que solamente una mujer puede trascender pensando en que pronto tendrá a su bebé en las manos. Así siguieron los minutos, preparándome, pidiendo a Dios por mi bebé, y acompañada por las personas que me aman tal y como soy.

Llegó el momento de partir al hospital y ya ahí estaba mi doula Eli, y Raúl, mi esposo llego también allá directamente. Raúl André nació a la hora mágica de las 12:34 del mediodía, se abrió paso y llego como todo un campeón que es mi niño amado. Ese fue el día más feliz de mi vida.

Me preguntan que si el parto duele, por supuesto que duele, pero no se compara con la GRAN alegría de tomar a tu bebé recién nacido en tus brazos, de ponerlo inmediatamente encima de ti, de que tome leche por primera vez y unirte en un gran abrazo profundo que te lleva tan cerca de Dios porque es un momento divino.

Tomó leche materna de inmediato y sin complicación. Yo estaba segura que mi cuerpo estaba listo para dar el alimento a mi bebé. Así como se había formado todos estos meses y nació, aquí estaba ahora fusionado aún conmigo, ahora por medio de la leche materna. Seguimos siendo uno mismo por mucho tiempo.

Gracias a las pláticas de La Liga de La Leche, los cursos psicoprofilácticos, el apoyo de mi esposo y de mi familia, tuvimos una lactancia con mucho éxito: sin reloj, sin tiempos, a su paso y al mío, entre sueños y entre visitas, entre dormitadas y comidas.

Al cuarto día de que nació Raúl André, me pasó lo que se conoce como “la bajada de la leche” y me llené mucho de leche. Raúl André durmió por varias horas y yo sentía una inmensidad de pechos, estaban tan duros que me dolían, entonces fue que hablé con mi doula y ella me aconsejó meterme a bañar con agua caliente, hacer masaje desde la axila hacia el pezón para extraer manualmente, después poner col sacada del congelador para desinflamar y pegar al bebé para que sacara esa leche y también hice un poco de extracción con el extractor. Me duro solo un par de días la molestia, y conforme paso el tiempo y mi bebé siguió comiendo se fue regularizando mi producción. Después, también aprendí que sirve mucho que la punta de la nariz del bebé apunte hacia donde se siente bolita o este enrojecido.

Estuve por 40 días cuidada por mi mamá en su casa en Monterrey. Para cuando regresamos mi esposo, el bebé y yo a Saltillo, yo ya tenía mucha seguridad con mi lactancia y mi recuperación había sido muy buena debido al parto natural.

La primer salida con mi bebé en Saltillo fue para ir a la reunión de La Liga de La Leche, la cual siempre me ha llenado de energía. El recargar pilas, conocer la información y sobre todo el apoyo de las otras madres que bien están pasando por lo mismo o bien ya tienen a sus hijos mayores y son empáticas para hablar sobre la lactancia, hacen que estas reuniones no solo te llenen de información, sino que son un lugar totalmente seguro para descargar emociones sin sentirte juzgada y poder seguir cada vez llenándote de tu poder de mujer y de madre.

Así llegaron los 6 meses de mi bebé y llego el momento de dar probaditas de comida, las cuales no le hicieron gracia para nada; no le interesaba comer, solo jugar con la comida. Sin embargo, gracias a un curso de ablactación que tomé y a todas las reuniones que fui de la Liga, me mantuve muy tranquila en esta etapa esperando que le dieran ganas de comer, esperando sus tiempos, y fue alrededor de los 10 meses que mi bebé ya tuvo un interés real por la comida y nos fue muy bien.

Seguí dando pecho, asistiendo a reuniones, vendiendo fulares, leyendo libros de crianza, apoyando en el Club de Lectura, Maternidad y Lactancia, apoyando a otras madres embarazadas o con bebés pequeños.

Pasamos de los dos años de lactancia sin presiones ni prejuicios. Soy tremendamente afortunada ya que mi esposo y mi familia me apoyaron por completo en mi decisión de amamantar y como compartí tanto la información, también ellos se hicieron partícipes e incluso animaban a futuras madres a amamantar.

Pasados los dos años de mi niño, empezó el destete al ya no ofrecerle leche y tampoco negarle cuando me pedía. Poco a poco y con sus actividades se fue bajando las tomas, hasta que llegó un momento que solo me pedía para la siesta y en las noches. Una vez que pasó eso, poco a poco fui quitando la toma de la siesta, y ya que veía que se iba a dormir lo subía al carro, a dar un paseo y así se quedaba dormidito para la siesta.

Ya que solo me pidió leche en la noche, alrededor de los 2 años y medio un fin de semana mi esposo me ayudo a destetarlo, al dormir con él , abrazarlo, calmarlo y atenderlo por completo. Y así fue el fin de nuestra lactancia y para compensar esa ausencia lo dejé que me agarrara el ombligo y así era como se quedaba dormido por años, y hasta que nació su hermana él ya no me pidió más acariciar mi ombligo para dormirse. Se llevan 5 años y dos meses.

Para mí fue y es, una inmensa alegría que mis queridas cuñadas y primas amamantaron a sus hijos y me da gran satisfacción que puse un granito de información y apoyo en cada una de sus historias. Después del destete de Raúl André, llego el deseo por tener otro bebé, por el cual tuvimos que esperar varios años.

Gracias a Dios ya se encuentra en mis brazos mi niña adorada, mi Ximena Aurora, quien es un regalo, mi niña arcoíris, después de dificultades y dos pérdidas de bebés, pude tener en mis brazos a esta criatura divina. Cuando me enteré de mi embarazo, fue muy curioso ya que sufrí una caída de una escalera y al asistir al hospital antes de hacerme radiografía me preguntaron si estaba embarazada, yo que lo deseaba de todo mi corazón no podía decir que no, ya que teníamos tiempo esperando que así sucediera. Me dijeron que me hiciera una prueba ya que no se podía proceder con la radiografía si fuera positivo. Y así fue que obtuve una de las mejores noticias de mi vida y a la vez puse en las manos de Dios a esta bebé con el miedo que tenía que nuevamente algo sucediera y se fuera de mis manos.

Una querida amiga habló conmigo, me tranquilizó, me dijo que pidiera a Dios que declara sanidad, que escuchara una meditación hermosa para el embarazo, que hablara con mi bebé, que le dijera que la amaba, que ya la esperaba. Así transcurrieron los primeros meses de mi embarazo con una gran alegría en mi corazón y en silencio sobre su existencia. Ya a los 4 meses y medio de embarazo nos dijo la doctora que sería una niña. Mi esposo, mi niño y yo estábamos muy felices de que todo fuera bien y de tener una nena. Ese día le dijimos a mi niño y su reacción fue realmente bella: juntó sus manos y dio gracias a Dios porque él tenía años pidiendo un bebé.

Mi embarazo fue en definitiva una montaña rusa de emociones y la pase con múltiples malestares, sin leer libros, sin cursos, pero siempre segura de que su llegada sería de campeona, segura de que tendría un parto en agua, rápido y sin dolor. Fue un momento DIVINO el día que llego mi Ximena Aurora. Nació a las 36.5 semanas, el miércoles 30 de enero de 2019. 

A las seis de la mañana se me rompió la fuente, hablé con mi doctor y con mi doula. Estábamos en Saltillo en nuestra casa, nos preparamos para viajar a Monterrey; yo no sentí ningún dolor, sólo poco a poco seguía saliendo líquido. Así pasaron las horas, entre ejercicios con la pelota, comidas, paseos en el parque, seguía en labor de parto sin dolor. Mi esposo y mi hijo estuvieron acompañándonos en todo el proceso, y ya estando en Monterrey también mi mamá.

Como no iniciaba las contracciones, y ya habían pasado 12 horas de que el líquido empezó a salir, mi doctor me pidió hacer un registro para verificar que la bebé y yo estuviéramos bien. Fuimos al hospital alrededor de las 6:30 pm, yo aún sin contracciones, sin dolor y caminando. Solo lleve la maleta por si acaso. Me hicieron el registro y la bebé estaba muy bien. Era momento de tomar decisiones ya que nos quedaban alrededor de 11 horas para cumplir 1 día con la fuente rota, y mi doctor me dio la opción tomar un cuartito de pastilla para iniciar las contracciones, las cuales, me dijo que empezaría a tener efecto en unas 3 o 4 horas. En mi caso fue casi a los 30 minutos, fue muy rápido ya que era mi segundo mi parto.

Entonces, empecé con los dolores y ya no fue necesario volver a casa de mis papás y me quedé con mi esposo en el hospital. Me hicieron un segundo registro y se vinieron muy fuertes las contracciones. La enfermera muy linda, muy humana, especialista en parto en agua, me dio tranquilidad, llamo al doctor y a mi doula. Les dijo que ya estaba en 6 cms. de dilatación y que estaba avanzando muy rápido.

Mis dolores comenzaron a las 7:40 pm aproximadamente y fueron incrementando con gran velocidad, mientras yo solo podía pensar “Parir es un Placer”. Me llenaron la tina. Llegó mi doctor. Llegó mi doula. Estaba acompañada por mi esposo. Todo era perfecto.

Cuando falta poco para que nazca el bebé, el dolor es tan fuerte, que entras en un trance, en una conexión divina, inigualable, te llenas de tu linaje femenino, no escuchas más las voces terrenales, solo escuchas a tu cuerpo, a tu respiración. Yo a mi doula diciendo: “ya va a llegar, ya vamos a conocer a Ximena Aurora, vas muy bien”. Un momento es de paz total y al siguiente es dolor intenso, sabes que estás lista, que quieres pujar. Quieres y necesitas pujar. Tu bebé esta lista, es una campeona, ya esta casi por nacer, y ese momento mágico que esperabas y deseabas ya estar aquí.

Estábamos listas, entre vocalizaciones y pujidos salió su cabecita abajo del agua, esperamos a que llegara otra contracción y salió hasta la mitad de su cuerpo y finalmente el resto de su cuerpo como una gelatinita, salió. Chiquita mi linda mi bebé, mi adoración. Fue entonces que la tomé en mis brazos, aún pegadas por el cordón umbilical y nos fusionamos en un abrazo. Esperamos un poco a que dejara de pasar sangre por el cordón y Raúl, mi esposo, lo cortó. Me ayudaron a salir de la tina y me acosté en la camilla para esperar a que saliera la placenta, y que el doctor pudiera revisarla y revisarme a mí. Mientras tanto la bebé estaba con su papá y también la pesaron, la midieron y le pusieron sus pulseras; y mi esposo la cargó y le dio la bienvenida.

Gracias a Dios que me concedió un parto rápido y sin dolor ya que solo fue 1 hora de las 7:40 pm a las 8:40 pm que tuve los dolores de parto. Mi bebita nació pesando 3.020 kgs., por lo que fue mucho más sencillo sacarla que mi primer bebé que pesó 3.450 kgs.                 Fue un hermoso parto en agua, seguido de prender a mi bebé en mi pecho, de la forma natural o biológica ella encima de mí, y de inmediato supo cómo tomar leche y esas primeras gotas mágicas llamadas calostro. Terminamos cansadas y completamente felices, mi bebé dormida encima de mí y yo dormida con ella en un abrazo.

Ahí en la misma habitación me dieron de cenar y terminaron mis chequeos. Después de un rato nos llevaron a Ximena, a mí y a mi esposo a la habitación, y la bebé se fue conmigo en la camilla, de una manera muy segura, a un ladito mío. Ya en la habitación tuve un poco de molestia por un medicamento que me dieron para evitar fuertes sangrados, me dio temperatura y Raúl cuido a la bebé un par de horas. Ya que me sentí mejor, la seguí amamantando y así varias veces en la noche. Mi esposo atendió a la bebita de sus pañalitos y a mí para ir al baño y lo que necesitara.

Así transcurrió nuestra primer noche juntos los 3. Mi niño hermoso fue a conocer a su hermanita al siguiente día, él no podía de la emoción, era tan perfecta y  era lo que siempre le pidió a Dios. Solamente fueron al hospital mis papás, hermanos, suegros, cuñada y un par de amigos muy cercanos.  Gracias a este parto humanizado, a los tiempos, a prender a mi bebé de inmediato, no tuvimos ninguna complicación con la lactancia. En realidad lo disfrutamos tremendamente.

Mi bebé creció mucho la primer semana y el primer mes, y después poco a poco . Es una bebita gordita, bella, un bombón, toma lechita cada vez que quiere en el día, en la noche y le encanta estar muy cerquita de mí y a mí también estar muy cerquita de ella. Tenemos ya casi 6 meses de lactancia exclusiva, y poco a poco iremos introduciendo alimentación complementaria.

Agradezco enormemente a la Liga de La Leche Saltillo, ya que desde el primer día que asistí a una reunión me sentí bienvenida, me llene de información y de amor de este grupo hermoso de mujeres que ponen de su tiempo y de su energía en pro de la lactancia y en apoyar en esta maravillosa aventura llamada Maternidad.  Gracias a mi familia que siempre han apoyado mi lactancia. Gracias a mi madre por amamantarme. Gracias a mi padre porque muchas veces me habló de cómo la leche cambia y es perfecta para cada etapa del bebé. Gracias a mi esposo, quien siempre confío en mí, y estuvo seguro que podía lograr tener un parto y una lactancia exitosa. Gracias a mis hijos quienes son mis más grandes maestros de vida. Y principalmente, gracias a Dios por todas estas bendiciones.

Clara Zapata: Soy Clara, etnóloga chilena-mexicana. Tengo dos hermosas hijas, Rebeca y María José, con Joel, mi regiomontano amado. La libertad y la justicia son mi motor. Creo plenamente en que la maternidad a través de la lactancia puede crear un mundo más pacífico y equitativo y por eso acompaño a familias que han decidido amamantar. Amo la escritura, la cultura y la educación.
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